Se mire como se mire reducir el tráfico de coches y peatonalizar cualquier vía, aunque sea parcialmente, es una piedra en el zapato de cualquier gobierno local sin distinción de colores políticos. Hacerlo en el puerto de Maó, por su importancia económica y turística así como sus dimensiones, es una tarea hercúlea. La resistencia de los que ven peligrar sus negocios lógicamente es feroz. Ya lo fue en 2012 con Águeda Reynés como alcaldesa, quien quiso trasladar el éxito cosechado con el cierre de la calle Ses Moreres –que ya nadie cuestiona pero en su día fue otra larga batalla–, a la rada con un ensayo peatonal. El encontronazo fue duro, con cortes de tráfico, acusaciones de que el Consistorio provocaba la asfixia económica a las empresas y finalmente, en 2013, el equipo del PP desistió en un intento de buscar un punto de consenso que ahora, siete años después, no se ha logrado.
Vía libre
Pulso en el puerto
16/06/20 1:04
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