¿Cómo están queridos lectores? Imagino que cada uno de ustedes desescalando lo mejor que puede. Hoy iremos rapidito que los temas se acumulan y los caracteres de los que disponemos vuelan. Lo primero, a todos aquellos que se quejan por lo que ellos llaman «paguita» se les propone que renuncien a su fortuna y apellidos y se intercambien por los que tienen casi nada, así se ahorran el 2 por ciento de impuestos a las grandes fortunas y además recibirán 462 eurazos al mes, todo son ventajas, no sabemos a qué esperan para cambiar sus palos de golf y sus casoplones por pisitos de 40 metros y un bonobus.
Sigamos con varias obviedades que nos ahorrarán debates estériles. Los hospitales del país ya iban sobrecargados antes de la pandemia, listas de espera de meses, lo que ha hecho el jodido virus es saturar lo ya saturado, sin embargo los responsables de que estuvieran así se presentan como víctimas en lugar de cómo verdugos y además se ponen medallas de los bien que lo han hecho. Y hay personas que aún les siguen creyendo, pues bueno, pues vale, cada burro que siga su zanahoria, cada palo que aguante su vela… ah, espera que cuando el palo de lo privado se parte es cuando le lloran al tan criticado «papá Estado». Ejercicio de cinismo sin límites. Más cansinos y con menos credibilidad que un programa de Ana Rosa, y más peligroso que tirarse a la piscina a bomba después de zamparse dos platos de fabada y una docena de torrijas de postre.
Más verdades irrefutables: la pandemia no vuelve ecologista al negacionista del cambio climático, no vuelve feminista al misógino, no hace defensor del movimiento LGTBi al homófono, no fomenta la solidaridad en el clasista, no potencia la integración de culturas al xenófobo, no hace que Bolsonaro y Trump sean más humanos, no le ha dado una voz bonita a Yoko Ono y no ha cambiado la opinión generalizada sobre que el actor Van Kilmer es el peor Batman de la historia.
Y ya que hemos mencionado al presidente que tiene el color de pelo idéntico a una bolsa Cheetos, hay que ver la que tiene liada. A su pésima gestión de la pandemia y sus locas recomendaciones sobre su cura, se suma ahora una ola de manifestaciones antirracistas por todo el país a raíz de la muerte del ciudadano negro George Floyd asfixiado por la rodilla de un policía blanco. Como nota positiva en este caos en el está sumido el imperio del Tío Sam, cabe destacar la actuación de un sheriff de Michigan que se quitó el casco antidisturbios y le dijo a los manifestantes que él estaba allí para ayudar, que él trabaja para sus conciudadanos que son les que le pagan el sueldo y preguntó qué es lo que podía hacer por ellos, los manifestantes le gritaron: «walk with us» («camina con nosotros») y así lo hicieron el bueno del sheriff y sus ayudantes. Es una nota luminosa para pensar que no todo está perdido.
Vamos cerrando, alerta con la desescalada y nuestros frágiles cocos. Según los que saben de la mente humana, durante el periodo mas duro de encierro nos cuadramos y tiramos para adelante con todo, supongo que nuestros niveles de adrenalina estaban muy arriba, sin embargo ahora que la cosa se relaja algo nos llega el agotamiento, la depresión, el miedo al rebrote, y las ansiedades más variopintas. Así que ojito con las malas pasadas que nos juega la mente. Supongo que la familia, los amigos y el humor ayudan un huevo, pero las recetas antibajón se la dejo a los expertos, como deberíamos hacer con todas las cosas serias. Feliz jueves de resistencia.
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