Vía libre
Vuelta a la casilla de salida
Preocupación y enfado a partes iguales es lo que provocan algunas de las imágenes que corrían por redes sociales e informativos televisivos ya el mismo domingo por la noche, primer día en el que los niños pudieron por fin pisar las calles acompañados de sus padres. Se comprende perfectamente el desespero de muchos pequeños -sobre todo aquellos que no tienen la fortuna de vivir en casas con jardín, terrazas o patios-, por pasear, salir a tomar el aire y moverse; también la necesidad de los padres de que los críos gasten energía y recobren mínimamente sus rutinas. Pero eso no justifica las escenas que se vivieron en algunas ciudades españolas, con paseos atiborrados, sin mantener las distancias, unos con mascarilla y otros no, o peor aún, colgando del cuello; padres en corrillos, de charla, y chavales jugando al fútbol sin que los mayores les digan cómo comportarse. Y la policía haciendo pedagogía, justo lo que tienen que hacer los progenitores.
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