Esta mañana me he acordado de otros tiempos, cuando tenía dieciocho años y estudiaba Preuniversitario en el Colegio Salesiano de Mataró. Ha llovido mucho desde entonces. Por cierto, el día que llegué allí por primera vez, en pleno otoño, diluviaba. Por fortuna había un túnel que pasaba bajo las vías del tren de cercanías y pude esperar allí a que viniera un taxi. Recuerdo que hacia mitad de curso vino a verme el Kavi, que era un gitano señorito que venía a vender ropa a Ciutadella y se alojaba en la fonda de mi familia. Me llevó a comer al restaurante Santa Anna y me sirvieron un bistec de dos dedos de grueso, blando como algodón. Y es que en aquel colegio pasábamos mucha hambre. Luego el Kavi me llevó a ver a la abuela Dika, una anciana que solía comer en silencio, toda vestida de negro, con un velo cubriéndole la cabeza. Solo que la mujer ya había muerto y el Kavi me llevó a verla al cementerio.
Les coses senzilles
La sombra de un asno
27/04/20 0:45
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