Soledades hay muchas, tantas como personas y situaciones. Hay gente solitaria, aficionada al silencio, que disfruta de ella misma y de sus pequeñas manías, de estar a solas con un buen libro, paseando con su perro, mirando escaparates en el anonimato de una gran ciudad o por contra, paseando en la naturaleza. Tiene una red de familia y amistades para socializar y salir del retiro si así lo quiere, así que no se siente infeliz. Es un hecho que con la edad la habilidad para tejer esas amistades se reduce, o las ganas de salir a buscarlas; la vida social va mermando o a veces es que simplemente ya no vale tanto la pena el esfuerzo. Pero realmente la tristeza llega cuando esa soledad no es elegida sino impuesta por las circunstancias. Es lo que les sucede a muchas personas mayores –que han perdido pareja o amigos, jubilados o con problemas de salud–, y cada vez son más, ya que ese dato va ligado al incremento de la esperanza de vida y a que la mayoría quiere conservar su independencia, vivir en su hogar.
Vía libre
Más años y más solos
18/02/20 0:40
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