09/02/20 0:00
Aquí decimos: «Qui té fam, somia truites», en el sentido de hacerse ilusiones o creer posibles cosas que no se pueden realizar. Castillos en el aire o el cuento de la lechera. Creemos factible, incluso cercano, lo que es solamente una ensoñación. Cuando despertamos, topamos con la realidad que nos obliga a poner los pies en el suelo; suelo que nunca es exactamente como a nosotros nos gustaría que fuese. Por eso hay aterrizajes forzosos, desengaños, timos de la estampita… y muchos que viven del cuento como los escritores de libros infantiles. Negar una cosa no implica que desaparezca o se quede sin efecto. Pero somos muy dados a confundir las cosas. Nos queremos ahorrar frustraciones y solamente las aplazamos multiplicadas por mil.