TW

En diferentes foros y momentos una de las cuestiones que más se plantea en los últimos tiempos es la de los jóvenes menorquines que salen para estudiar y no regresan más; bueno, vuelven para vacacionar, reencontrarse con la familia, recuperar las raíces pero sin echarlas ellos mismos. Su isla no les ofrece oportunidades profesionales para la formación que han elegido. La diáspora es considerable. Prueba de ello es que alimenta una sección de este diario en la que vamos conociendo el paradero de muchos de aquellos adolescentes que se fueron a la universidad y ahora prestan sus conocimientos a otras sociedades. Claro que eso es bueno, pero en demasía se convierte en un problema, en un agujero generacional que diversas entidades se han propuesto reducir, quieren atraer el talento de vuelta a casa.

Una buena manera de que se sientan apreciados y encuentren su hueco es la iniciativa que pone en marcha el Ateneu de Maó, donde seis jóvenes han podido exponer sus trabajos de fin de grado y de fin de máster. El espacio abierto «Debat a bat» fue precursor y también generó la participación de los jóvenes.

Noticias relacionadas

La pérdida de la aportación de esos estudiantes que cursan carreras universitarias y siguen formación de postgrado, muchos más que años atrás, se ha mencionado muchas veces en la sede ateneísta, en conferencias y debates, como una de las asignaturas pendientes. Ahora la propia entidad ha decidido ponerse manos a la obra y dar voz a los que se gradúan o terminan un máster para que expongan sus trabajos e investigaciones. Es una manera de hacerles ver el interés por lo que hacen, que sean profetas en su tierra y que puedan publicar también en la «Revista de Menorca». Al menos sus aportaciones serán conocidas y apreciadas aquí, donde iniciaron sus pasos.

Andreu Servera, Jordi Saura, Robert Juanico, Yaiza Alonso, Gonçal Seguí y Lluc Pons han sido los primeros. Esperemos que la iniciativa tenga éxito y larga vida, generando esa actividad que se necesita para los jóvenes universitarios en Menorca.