En diferentes foros y momentos una de las cuestiones que más se plantea en los últimos tiempos es la de los jóvenes menorquines que salen para estudiar y no regresan más; bueno, vuelven para vacacionar, reencontrarse con la familia, recuperar las raíces pero sin echarlas ellos mismos. Su isla no les ofrece oportunidades profesionales para la formación que han elegido. La diáspora es considerable. Prueba de ello es que alimenta una sección de este diario en la que vamos conociendo el paradero de muchos de aquellos adolescentes que se fueron a la universidad y ahora prestan sus conocimientos a otras sociedades. Claro que eso es bueno, pero en demasía se convierte en un problema, en un agujero generacional que diversas entidades se han propuesto reducir, quieren atraer el talento de vuelta a casa.
Vía libre
La savia nueva
24/12/19 0:00
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