Lo que más me llamó la atención del gran debate de los cinco candidatos a las elecciones generales fue que, durante el «descanso», la Sexta emitió diez minutos de publicidad y casi siete eran anuncios incitando al juego por internet.
Los expertos advierten que se incrementa de forma alarmante el número de adolescentes y jóvenes adictos al juego. Utilizan un alias y consiguen acceder a lo que está reservado para los adultos.
Este gran negocio hace que muchos políticos y administraciones cierren los ojos. El doctor Ildefonso Hernández, defensor de la salud pública, denunciaba el jueves en el Ateneu que miembros del gobierno de la Comunidad de Madrid presumían del incremento del número de locales de juego en la capital porque crean economía y empleo.
Además hay deportistas, especialmente jugadores de fútbol, que se han convertido en los principales promotores de la adicción al juego entre los jóvenes y eso que algunas administraciones han aprobado «protocolos» para que no se aproveche la imagen de los líderes deportivos con esta finalidad.
El juego on line se legalizó en 2011 en España. Estaba previsto que se aprobaran tres decretos, dos para regular la actividad y el tercero de protección de las personas. Los dos primeros se aprobaron rápido, el tercero, el que debía establecer los límites, está en borrador desde 2015. Es increíble que los responsables políticos no actúen con responsabilidad cuando conocen perfectamente los riesgos del juego. El negocio es la prioridad.
Es el mismo proceso del tabaco. Nadie se cuestionaba el consumo en público cuando los y las artistas más famosos llenaban la pantalla de humo. Era normal. La sociedad consiguió que la salud fuera prioritaria, en una lucha larga y difícil. Hasta que se prohibió. ¿Aplaudirían que Mesi o Ronaldo salieran en un anuncio con un pitillo la boca? Pues el juego que hoy es lo normal será otro caso de necesaria desintoxicación social.
