El que declara en un juicio jura decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. El político en campaña dice lo que le da votos, oculta lo que no le conviene, y le añade tanta deformación a la realidad pura y dura, que la pobre verdad se queda pequeña, arrinconada ante la apabullante propaganda. Sus ingentes recursos económicos le permiten salirse con la suya. Orwell se quedó corto. El statu quo no quiere que se le acaben las prebendas. Abogará por la cuadratura del círculo, gastar más y recaudar menos, y nos hará ver lo blanco negro. O resucitará causas perdidas para animar a sus fieles. Es verdad que si te cogen diciendo mentiras te pueden poner de vuelta y media. Sin embargo, una vez se cierran las urnas y se conoce el veredicto popular inapelable, ya no hay peligro, pues si luego no cumples, no suele pasar nada. El sufrido ciudadano acepta resignado tus excusas. Comprende que hay muchos imprevistos y que dejarse llevar por la euforia de un mitin, rodeado de seguidores incondicionales, es algo humano y disculpable.
Sin flash
Mentiras arriesgadas
13/10/19 0:00
También en Opinión
- El cáncer de hígado puede desarrollarse por varios factores: el alcohol no es el más determinante
- El apagón invernal de la oferta de comercios y restaurantes se agrava en Menorca: casi 600 echan el cierre
- Asalta 12 apartamentos de Calespiques, roba un coche para escapar y acaba detenido
- Un camión sufre un aparatoso accidente en la carretera general de Menorca
- La Guardia Civil, sin lanchas para vigilar Menorca, podrá usar las nuevas barcas del Govern