Como todos los años cuando se acerca la apertura de curso en el Ateneo me sumo en profundas cogitaciones sobre si es conveniente (para «Es Diari»y para mí) reinaugurar este pantano de opinión que es el dietario que me ocupa desde principios de siglo. Empiezo por lo obvio: ¿Tengo algo más que decir después de cincuenta y muchos años dando la tabarra desde estas indulgentes páginas?, ¿tengo derecho a seguir machacando a los lectores en el supuesto que me quede alguno?, ¿vale la pena el esfuerzo?, ¿quedan lectores dispuestos a cuestionar sus propios prejuicios y considerar los ajenos?, ¿cuestiono yo los míos?, ¿le importa a alguien en estos tiempos de redes sociales lo que uno escriba o deje de escribir en papel?...
En esas estaba cuando descubro en la web de «El País», otro incauto medio de comunicación que tiene la osadía de acogerme en sus páginas, el vídeo de un singular coloquio entre los expresidentes del gobierno Mariano Rajoy Brey y Felipe González Márquez. Parece enjundioso, tanto que lo dejo para escucharlo con calma mañana, después de la última comida del verano con visitantes tardíos pero no por ello menos queridos.
5-X-19 Sábado
Hora y media con Rajoy y Felipe: una delicia, con un momento estelar que provocó la carcajada y el aplauso entusiasta de Felipe y de todo el auditorio al afirmar Mariano que muchas veces la mejor decisión es no tomar ninguna decisión (marianismo en estado puro), y sonrisas cómplices cuando Felipe dejó caer que comparados con el panorama actual, ellos dos son reencarnaciones de Winston Churchill…
Escuchándolos, viendo su amistoso lenguaje corporal, recordé melancólicamente mis inicios ateneísticos, en los primeros ochenta, cuando me encargué de relanzar las tertulias políticas. Eran tiempos de ilusión en que todo parecía posible, como reunir a represaliados políticos por el franquismo y a damnificados por la reacción republicana en la Isla, en unos diálogos de extraordinaria lucidez y generosidad en los que aprendí muchísimo. Gracias, allá donde estéis, Mateo Seguí, Mevis Pons, Juan Casals, Tirso Pons, Paco Tutzó, por citar solo a algunos de los más constantes…
Salvando las distancias, el diálogo Rajoy-González fue modélico en las formas -se notó, y lo resaltaron ellos mismos que son amigos desde hace tiempo-, constructivo en el fondo y significativo en su conclusión: no es lo mismo predicar que dar trigo, y cuando tienes la responsabilidad de presidir un país no hay más cera que la que arde o, como se dice hoy día, esto es lo que hay. Felipe recordó un diálogo con el ex primer ministro griego Alexis Tsipras quien le reprochaba al expresidente español su connivencia con las fuerzas vivas de Europa «siendo de izquierdas». «Es que tú eres revolucionario y yo soy reformista», le replicó González… ¿Cómo calificar a los políticos actuales, pertrechados de la nada más absoluta, expertos en contorsiones circenses y empeñados en el diálogo de besugos y en la agresiva descalificación del adversario?
Viendo lo que tenemos hoy día, toscos garrafones de improperios, Rajoy y Felipe se mostraron como los delicados jarrones chinos que son los expresidentes según la vieja terminología del propio Felipe, objetos que nadie sabe dónde colocar y que son extremadamente frágiles. A mí me resultaron entrañables y no tan quebradizos como pueda parecer a simple vista… Búsquenlo en la nube, vale la pena.
6-X-19 Domingo
Entrada dedicada a un extraordinario profesional de la restauración (no sé si «camarero» desmerece en el ñoño mundo de hoy, a él, quizá sí…), cuyo nombre no voy a desvelar y que me tiene profundamente admirado. No voy a dar más pistas que las de su exquisita profesionalidad, a la que añade una memoria aplicada fuera de lo común. Se acuerda de tu nombre, del pescado que pediste hace un año (o dos), del que realmente te gusta y casi nunca está (el otro día sí y me lo anunció con alegre discreción pues solo tenía un ejemplar) y del postre de jijona que sueles pedir… Es sencillamente prodigioso, parece salir de lo más añorado del mundo de ayer, que diría Stefan Zweig.
8-X-19 Martes
Obscena apelación a las pensiones en pleno período preelectoral por parte del presidente en funciones y candidato Pedro Sánchez. Me cuenta un amigo de confianza con buenos contactos en Madrid que si la moción de censura triunfó fue porque en última instancia Rajoy, conocedor de las cuentas del Estado, se negó a subirlas como se le exigía (¿el PNV, quizás?)... Dejen de manosear sus señorías algo tan serio como las pensiones y afánense en consensuar un pacto de Estado que las blinde. Todo lo demás es pornografía.