Dar un mitin ante una ciudadanía defraudada, cuando no cabreada con los políticos, no tiene que ser fácil. Mostrar en un mitin su absoluta incapacidad para formar un gobierno, anula la empatía de una ciudadanía que en ese aspecto está bajo mínimos, por lo que, según las encuestas, podrá darse el día 10 de noviembre, una fuerte abstención. No quiero ser agorero, pero esta vez las encuestas tienen la razón en que apoyarse.
En cuanto a ustedes, mis queridos líderes, téngalo muy presente, no deben ir a un mitin a culpar al otro del porqué el día 10 de noviembre vamos a elecciones. Ponerse a estas alturas a pontificar si eran galgos o eran podencos, no les va a ayudar por más que en la fábula ya sabemos cómo acabó.
No nos hagan promesas a cambio de un voto que luego no saben utilizar, porque además el votante ya es sabedor que esa incapacidad de ustedes no es precisamente gratis. Ir de nuevo a las urnas cuesta 150 millones de euros, a lo que hay que añadir que a ustedes se les ha estado pagando un trabajo que han dejado sin hacer, y que nadie a la presente puede asegurar que el 10 de noviembre no volveremos a estar en la misma situación que estábamos el 17 de septiembre. Un pastor amigo mío, muy redicho, apenas no ve las cosas claras me dice: «Más verdes las han segado». En este punto, acuérdense de Israel, víctima de un sistema que no han sabido corregir, aunque al final a trancas y a barrancas tendrán que hacerlo, so pena de instalarse a vivir en un bucle, expuestos a una situación de que alguien la aproveche solo sea porque se ha enterado de que el Pisuerga pasa por Valladolid.
Mis queridos líderes, a los mítines lleven ustedes planes, no discursos, no hagan de su incapacidad una vulgar semana mitinera de acusaciones mutuas, acuérdense de que la gente no es tonta, y ya saben que donde mejor se desenvuelven ustedes es en meter el dedo en el ojo del contrario, pero eso está ya muy trillado, ni da votos ni los quita.
¿Qué piensan hacer si les pasa lo mismo que ha pasado en Israel?
Por otra parte, no quiero dejar sin preguntar sobre el reflujo independentista. Ahí tienen a un tal Torra, siempre dispuesto a sacarle punta al lápiz de la confrontación. Como si el Palau de la Generalitat fuera su cortijo, han colocado una pancarta a favor de los líderes independentistas en prisión que ubicada en otro lugar, poco o nada habría que decir, pero dónde está, se han encontrado rápidamente con que el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) ordenó el viernes día 20 al presidente Quim Torra que retirase la pancarta. Eso no es más que ir calentando motores ante el hecho de hacer pública la sentencia del procés, para si se tercia, poner la calle en estado de protesta descontrolada. En Catalunya están jugando con fuego, están llevando demasiadas veces el botijo a la fuente, ya no se trata de embolicar la troca, controlando hasta qué punto hay que liar la madeja. Mientras tanto, los líderes de los partidos políticos han liado su propia madeja, sin que les haya sobrado media hora para tratar el desafío de Torra, la inminente lectura del juicio del procés y la más que probable repetición de la situación a la que nos ha llevado convocar nuevas elecciones. Acostúmbrense a pensar que la mayoría absoluta es un resultado político en desuso.
Queridos líderes, déjenme decírselo como lo haría un patrón de pesca menorquín con su llaüt: «Con buen tiempo cualquiera sale a navegar», a lo que yo añado, que solo cuando la tramontana se encabrona, es cuando hace falta que a la caña del timón esté un buen patrón. Demuéstrenlo pues con los hechos, tienen ante ustedes un mar revuelto lleno de brollos que sortear. Nadie les ha obligado a elegir su oficio, no busquen excusas de mal pagador, piensen que en este barco no van ustedes solos, vamos el país entero, y que cuando depositamos nuestro voto en la urna, ya hemos cumplido. Dejen de mirarse el ombligo, piensen en la ciudadanía que representan, y si no, convengan que para líderes mis queridos líderes, ustedes no están aún preparados.