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Tomás es un buen tipo, lo es de verdad de la buena. El vecino del piso de arriba de Tomás ve películas porno a todo volumen a altas horas de la madrugada. Tomás sabe que su vecino lleva una vida gris, vive solo, y parece que se deja gran parte de su escasa economía en las numerosas casas de apuestas que han proliferado por el barrio, aumentando el número de ludópatas de forma exponencial. Así que Tomás en lugar de aporrear la puerta de su vecino para amenazarle con una denuncia, decidió comprarle unos auriculares con un cable muy largo y dejárselos de forma anónima en el buzón.

En una ocasión Tomás entró en al cine a ver, por enésima vez, una de las películas que más le ha hecho reír, «La vida de Brian». Da igual las veces que la haya visto, siempre le deja una sensación placentera la escena en que los crucificados cantan y bailan la famosísima canción de Eric Idle «Always Look on the Bright Side of Life» («Mira siempre el lado bueno de la vida»), digamos que Tomás afronta la vida con esa melodía dentro de su cabeza.

Pues bien, a pesar de que el cine era muy viejo, de esos pocos que quedan dedicados a proyectar reposiciones en versión original, se sentaron al lado de Tomás tres adolescentes cargados con montañas de palomitas, y haciendo más ruido que un mono con un tambor. Una vez más nuestro buen hombre en lugar de encararse con ellos decidió cantar flojito la famosa canción. Los adolescentes le miraron extrañados, no sabían si estaban ante un friki, o un autentico loco, pero empezaron a masticar cada palomita con el máximo cuidado, no sea que al zumbado este le dé por hacer algo raro, más raro aún me refiero.

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Ese es Tomás, queridos lectores, un tipo sin aristas, al que le gusta estar tranquilo, y afrontar los conflictos sin aspavientos. Cuando los demás nos enfurecemos con la tribu política tan mediocre que tenemos, echamos espuma por la boca en cualquier barra de bar, y nos vamos a la cama indignados pero sin haber hecho una mierda, Tomás analiza la jugada, y lejos de resignarse o ganarse una inútil ulcera, baraja opciones y obra en consecuencia. Sabe que el sistema es perverso y siempre ganador, por eso vota con la nariz tapada, y al mismo tiempo no deja de boicotear todo lo que puede.

Tomás estuvo años con el contador de la luz pinchado, por eso de equilibrar las energías del Universo, las grandes eléctricas nos roban a manos llenas, no está mal compensar la jugada. Por eso también pagaba en B a los pequeños autónomos que le hacían chapuzas en casa. Si las grandes fortunas se llevan su pasta a paraísos fiscales para no pagar una mierda en impuestos, no iba él a joderle la vida a quien llega a fin de mes a duras penas, «justicia cósmica» lo podríamos llamar.

Mañana se celebra la Huelga Mundial por el Clima, Tomás sabe que la Pachamama se salvará sola, incluso en el margen de las autopista vuelve a surgir la vida, lo que se va al carajo, pero sin remisión, es la especie humana que lleva años haciendo de la Tierra un planeta irrespirable. Y sabe también que a los personajes malignos como Trump, Putin, o Bolsonaro se la suda que la gente salga a la calle a cantar cancioncillas, o a abrazarse saludando al sol. Pero aun con todo, Tomás irá mañana a la manifestación, recuerden que intenta jugar bien sus cartas, y quien sabe, igual del roce con tantas personas, que desean un objetivo en común, salta la chispa que hace que algo se mueva. Y si no, siempre le quedará la maravillosa película de los Monty Phyton. Feliz jueves.

conderechoareplicamenorca@gmail.com