El diccionario define la palabra «distopía» como «representación ficticia de una sociedad futura de características negativas causantes de la alienación humana». Naturalmente, aquí se entiende «alienación» como limitación de la personalidad y libertad del individuo. La novela de George Orwell titulada «1984» es una distopía, una novela futurista publicada en 1949 en la que la sociedad vive controlada por el Gran Hermano, mediante una especie de policía del pensamiento. El acierto de «1984» radica en predecir en cierto modo la sociedad actual en que se tergiversa la información y se practica una vigilancia masiva, cuando menos comercial, a través de internet. Digo cuando menos porque los medios audiovisuales de que disponemos ahora pueden llegar a permitir también la manipulación política, como ocurre en la novela. Otro ejemplo de distopía es el libro de Margaret Atwood titulado «El cuento de la criada», que dio pie a una serie televisiva estadounidense emitida en España bajo ese mismo título. Pero ahora se trata de una distopía feminista en la que la protagonista, Defred, cuenta sus experiencias en la república de Gilead, una sociedad represiva y puritana controlada bajo la pena de muerte. En Gilead las mujeres no tienen ningún derecho, son consideradas objetos, mercancías, hasta el punto de no poder disponer ni siquiera de sus propios hijos.
Les coses senzilles
Ayer, hoy y mañana
26/08/19 0:57
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