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Este año se esta caracterizando por un aumento de fenómenos relacionados con el calentamiento global. Los efectos del calor en Europa estas semanas ha sido impresionante, pero estos efectos del cambio climático se están sintiendo en todo el mundo. En Alaska las consecuencias han sido notables.

En esta época, cuando iba a trabajar a la Universidad de Alaska en Fairbanks, mirando desde allí a la planicie solía notarse el olor a humo. Era normal que hubiera con cierta frecuencia en verano incendios forestales. Las más de veinte horas de sol al día y la sequedad del ambiente contribuían a estos efectos.

Zonas de alto calentamiento en Alaska este mes de julio.

Este año los incendios se están expandiendo hacia el norte, aumentando la intensidad y han empezado más pronto que otros años. También está pasando lo mismo en el norte de Siberia. El calentamiento global a aumentado la sequedad del los bosques del norte y el aumento en tormentas también asociado al cambio climático ha provocado muchos más rayos y todo eso ha contribuido a ese aumento de incendios forestales.

En lo que va de año ya hay más de medio millón de hectáreas de bosque que han ardido en Alaska. Todo un récord. La sensación de humo al respirar ha sido constante en muchas zonas. También se han batido récords de temperatura en todo el Estado. En los meses de junio y julio el promedio ha sido el más alto en los últimos 95 años. El 4 de julio la ciudad de Anchorage superó los 32 grados, un máximo histórico y así se podrían citar muchos más récords.

Se podría estar cerca de un punto de no retorno. Hay un equilibrio entre la humedad que se acumula en el suelo durante el invierno debido a nieve y lluvias y la frecuencia e intensidad de los incendios en el verano. Pero se esta llegando a un punto en que no se acumula suficiente humedad y eso sería fatal para el Estado de Alaska. Pero no solo es en las tierras de Alaska que hay problemas.

El calentamiento del océano alrededor del Estado afecta al hielo acumulado y contribuye a las olas de calor.

Como si no fuera poco todo ese cambio, otros cambios malos han venido a través de los políticos. El gobernador del estado de Alaska al presentar los presupuestos de este año ahora en julio ha dado un corte del 41 por ciento al presupuesto de la Universidad Alaska. En Estados Unidos no es como España en que los salarios de los funcionarios van en otro presupuesto que el de las Universidades, allí está todo junto. El corte puede representar la pérdida de empleo de casi la mitad de las personas empleadas allí. Se supone que los despidos afectarán a unas 1.600 personas incluyendo unos 700 profesores.

Las consecuencias no son solo los despidos, se tendrán que cerrar campus, eliminar departamentos y cortar muchos programas. Pero lo que es peor es que afectará a muchos estudiantes que perderán la opción de estudiar en Alaska. Para un Estado bastante alejado del resto y con una población indígena sin muchos medios, eso es un golpe muy duro.

Se han cortado también las becas de estudio. Estudiantes de Bachillerato, que se han aplicado durante años para conseguir altas puntuaciones y así acceder a becas del Estado, se les ha cortado esta opción a pocas semanas de empezar el curso. Es algo que roza casi en lo criminal.

La Asamblea del Estado ha intentado evitar el corte, pero para parar una iniciativa del gobernador se necesitan el 75 por ciento de los votos de la Asamblea y eso no se ha conseguido. Aun están trabajando en alternativas, pero poca esperanza hay. Mientras el rector y el órgano de gobierno de la Universidad están intentando elaborar un plan para enfrentarse a una situación muy complicada.

No se entiende como el gobernador de un estado puede tomar medidas tan drásticas que van en la dirección de destruir una de las instituciones que pueden dar mayor prestigio al estado y que a la vez es fundamental en el desarrollo social. Me pregunto si el hecho de tener la Universidad de Alaska uno de los grupos más avanzados en la investigación del cambio climático ha sido una motivación.