Al menos estamos ya en la segunda temporada en la que un cartel en la playa de Cavalleria prohíbe explícitamente los llamados baños de barro. También es un verano más en el que muchos hemos sido testigos de cómo, con total desprecio hacia la señal, los visitantes de este arenal rascan con frenesí la base del acantilado para embadurnarse con la tierra rojiza. La tontería de la fangoterapia se ha extendido durante años y está siendo muy difícil erradicar esa costumbre, por más que últimamente se ha intentado informar y transmitir el riesgo de erosión que esta práctica supone. Reportajes sobre la isla inciden en ese aspecto medioambiental, las autoridades también, salvo el patinazo detectado el pasado abril en la web de la Fundació Foment del Turisme que recomendaba los baños de arcilla y que se corrigió haciéndolo desaparecer de inmediato.
Vía libre
Vigilantes de la playa
30/07/19 0:41
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1 comentario
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El Seprona o la Urbana poniendo multas a tope y se acababa la "moda " ipso facto, el problema es que no multan, y la gente pasa de los carteles. Igual para los que se llevan conchas, arena y demás, mejor que recojan los plásticos y dejen la naturaleza tranquila.