Mala cosa es ir detrás si los que van delante desconocen el camino. Eso pasa mayormente a los que pontifican un argumentario de acción política ignorando sus resultados, razón por la cual el personal se mosquean por haber votado una opción tan peregrina como la que votaron, razón por la que las votaciones son impredecibles.
Hace más de dos meses que votamos para tener un nuevo gobierno. El PP de hace tampoco nada, afirmaba que debía gobernar la lista más votada, pero eso duró lo que se tarda en estar ante un nuevo escrutinio que nos haya salido contrario. Nuestros políticos no parece que se hayan dado cuenta que con lo fragmentada que está la familia política, no queda otra que negociar, pactar, llegar a un acuerdo que facilite la posibilidad de gobernar. Para eso, conviene de entrada, solo sea por higiene democrática, no empezar a llenarse la boca recién inaugurada la campa electoral… pues nosotros no pactaremos con «esos» ni para ir a recoger una herencia.
Luego hay que hacer de la necesidad virtud, por más que resulte una purga tener que tragarse sus propias y torpes afirmaciones, porque le dejan a uno rebozado en su propio vómito. La familia política hará bien en ir acostumbrándose al pacto, incluso a ese rizo de rizar el rizo que supone la catarsis, sino, les esperan tediosas y estériles reuniones, cuando no tener que retomar el camino de las urnas, que les puede conducir a nada que se desorienten al bucle del que nunca se sale airoso.