Todos tenemos talento, aptitud para algo. No siempre se ve. Dicho talento puede permanecer oculto, dormido, aletargado incluso para nosotros mismos, esperando su momento de despertar, que quizás no llegue nunca. Hay cosas que se nos dan bien, aunque no siempre lo demostramos. También es patético querer tener talento para algo cuando no lo tienes. Es más frustrante que una sesión de investidura. O tenerlo y no hacer uso del mismo por pereza, desconocimiento, o vaya usted a saber… la parábola de los talentos del Evangelio es una fuente inagotable de enseñanza, meditación y sabiduría. Ocultar los talentos recibidos, cada cual en su medida, no es agradable ni virtuoso a los ojos de Dios. Sean muchos o pocos, no los guardes ni escondas por desidia, temor o pereza: haz que fructifiquen y que le sean útiles al prójimo.
Sin flash
Talento oculto
30/06/19 0:00
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