TW

Sin duda está muy bien que aumente la concienciación sobre la basura y que cada vez más gente participe en campañas de recogida de residuos y plásticos en playas, caminos y zonas naturales. Deberíamos pararnos a pensar qué pasaría si todas esas toneladas de restos que manchan y contaminan la isla no salieran en las bolsas industriales que cargan los voluntarios, partiéndose la espalda para aportar su granito de arena contra un problema global. Nos bañaríamos y tomaríamos el sol, nosotros y nuestros turistas, literalmente rodeados de inmundicia, sí. La solución tiene que venir en el origen, en prohibir que se envase un pepino o cien gramos de arándanos en plástico, en volver al vidrio reciclable, al granel, a rellenar, a reutilizar..., la teoría la sabemos, pero mientras tanto, es incalculable el valor de ese trabajo voluntario que se pasa el domingo intentando corregir el suicidio humano y la guarrería de sus conciudadanos, porque no todo lo trae el mar.

Noticias relacionadas

Lo que ocurre es que todos esos brazos y piernas que cargan y caminan de modo altruista no tienen que suplir el trabajo que debe realizar una empresa contratada por el Servicio de Limpieza de Playas del Consell, que cobra por ello dinero que pagamos todos, también los que solidariamente se pasan el día de fiesta limpiando rincones a los que no llega la contrata de FCC. Eso es lo que denuncia con total claridad el informe de Per La Mar Viva que el pasado Día Mundial del Medio Ambiente se dio a conocer en este diario y que aún aguarda una respuesta de la institución. La empresa está obligada por el pliego de condiciones a presentar informes anuales, que deben obrar en manos del Consell. Dado que casi cada fin de semana se publican las fotos y las cifras de las toneladas de residuos, de plásticos, de restos de barcas, de cuerdas, de neumáticos enredados en la vegetación que se van sacando con la fuerza de la mano de obra voluntaria y gratuita, estaría bien que se dieran cifras de cómo avanza FCC en cumplir su propio plan de trabajo.