Hay muchas cosas que me espeluznan en el mundo de hoy y creo que tendría a mucha gente temblando a mi lado. El cambio climático y sus dramáticas consecuencias para el ecosistema, la continua extinción de especies por la codiciosa depredación humana, la pavorosa fosa común en que se ha convertido el Mediterráneo ante la pasividad europea (la gran asignatura pendiente de la Europa que queremos), la temeridad creciente del gobernante más poderoso de la tierra, el manojo de ultras en el Parlamento europeo, las flagrantes desigualdades, la degradación de la cultura a mero entretenimiento...
Pero hay subgéneros dramáticos que sin ser apocalípticos son inquietantes en grado sumo porque testimonian la estupidez galopante, como la pasión por los narcisistas selfies, a cual más estúpido. Lo comentaba ayer nuestra paisana Susana Quadrado en La Vanguardia a raíz de un incendio en un avión retransmitido en directo por un idiota a quien se le ocurrió filmar con su teléfono en vez de auxiliar a sus congéneres que estaban friendo vivos. «Se habla del efecto espectador-escribe la admirada Susana- para tratar de entender que el egoísmo gane la batalla a la solidaridad. Es la pulsión que lleva a una persona a hacer un video con el móvil en vez de ayudar o llamar a la policía cuando está ante una emergencia… Si alguien se está muriendo a tu lado, no le grabas: de lo contrario, lo único que muestra lo que filmas es tu propia inhumanidad»… Y tu idiotez supina.
10-V-19 Viernes
«A nosotros lo que nos falta es un Rubalcaba», escribe Mariano Rajoy Brey en su emotiva y generosa necrológica del dirigente socialista fallecido esta misma tarde y publicada en los principales diarios españoles. Continúa el ex presidente del Gobierno: «Alfredo Pérez Rubalcaba ha sido una de las personalidades más importantes de la reciente historia de España y como tal merece ser honrado y reconocido… Era un rival temible, inteligente, hábil negociador e implacable dialéctico: brillante y afilado como un bisturí, pero sincero a la hora de negociar y todo lo leal que se puede ser entre contrincantes políticos…»
Por algo decía don Alfredo que en España se entierra muy bien.
11-V-19 Sábado
Fin de semana y por primera vez desde agosto no sé cuándo ni contra quién juega el Barça. Y es que, después de los cuernos de Liverpool, me siento como un amante despechado. «Solo es fútbol, l'avi», me dijo Inés cuando el martes me vio demudado ante la tele. Pero ella todavía no sabe que el fútbol no es un asunto de vida o muerte, sino algo mucho más serio, como sentenció en su día el entrenador escocés Bill Shankly. El día que lo entienda comprenderá el estado de ánimo de su abuelo en aquella noche de mayo…
12-V-19 Domingo
Tramontanada y tregua en las trincheras políticas. Parece un paisaje irreal en plena campaña electoral. Y no solo es por lo bien que enterramos en España sino por el aire de boxeador groggy que gasta Casado, la garrulería descafeinada de Rivera y la sensación de pinchazo de Abascal. Diría que la ciudadanía está harta de hiperventilaciones y los líderes han captado el mensaje. Ojalá sigan así, pienso, mientras nos solazamos con el aperitivo musical de Sa Vinya d'es Port, donde Orlando entona el You've got a Friend de Carole King, y la tramontana gime pero apenas nos roza.
13-V-19 Lunes
Gratificante repaso a la prensa digital para el adicto a Woody Allen. Y es que ya hay fecha, el cuatro de octubre, para el estreno en España de su última película «Un día lluvioso en Nueva York», producida por Amazon y metida desde hace meses en un cajón tras las denuncias de abusos por parte de su hija Dylan, rebatidas por otro hijo, por las que el director ha sido varias veces investigado y nunca condenado. Europa, donde el director es mucho más admirado que en Estados Unidos ha salido al rescate de la película y posiblemente también de sus memorias para las que hasta ahora no ha encontrado editor, por los mismos motivos emanados del caso Harvey Weinstein de presunto acoso sexual.
Y me pregunto si están justificadas estas piras justicieras que ya han incinerado a varios artistas con su obra mucho antes de que sean condenados por la justicia o sin serlo jamás como en el caso de Allen. ¿Debemos demonizar la obra de Rousseau por haber mandado a sus hijos al orfanato? ¿O la del dramaturgo Arthur Miller que nunca quiso ver a su propio hijo?... Bien de momento los fieles nos sacaremos de encima el mono por la dosis anual de Woody Allen. Y pienso leer sus explicaciones cuando se las publiquen. Y seguir viendo sus películas si los justicieros se lo permiten.
14-V-19 Martes
Tambores de guerra real en el Golfo Pérsico. Trump prosigue su escalada contra Irán, tras salirse del tratado de cooperación suscrito por Obama y los países europeos. Guerra comercial desatada con China con bombardeo de aranceles que hunde las bolsas de medio mundo... ¿Qué hemos hecho los humanos para merecer a ese pirómano del pelo naranja?