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Consideremos, de buena fe, que el anuncio que hizo la delegada del Gobierno en Balears, sorprendentemente desplazada el martes a Menorca para asistir a la junta de seguridad ordinaria de Maó, no tuvo nada que ver con la inminente convocatoria electoral. Se trató de una simple coincidencia.

Rosario Sánchez reveló que el Ministerio del Interior ha incluido una plantilla de tres millones y medio de euros para construir la nueva comisaría del Cuerpo Nacional de Policía en la ciudad. Es una reclamación añeja que reposaba tristemente en el cajón de los asuntos olvidados desde hace casi un decenio.

Entonces también se anunció su construcción después de que el Ayuntamiento hubiera cumplido con la cesión de la parcela para ubicar las nuevas dependencias policiales. Si entonces ya era una obra urgente, debido al estado de la vieja sede de la Plaza Miranda, tanto para los policías como para los funcionarios o ciudadanos que acuden a ella, es fácil imaginar cuánto lo es ahora, tantos años después. El inspector jefe de Maó, Fernando León, tras tomar posesión del cargo en 2010, ya reclamaba que este proyecto no cayera en un saco roto, como así sucedió con el argumento de la crisis.

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La llegada del nuevo jefe superior del Cuerpo Nacional de Policía en Balears, Gonzalo Espino, ha coincidido con la recuperación de una de las necesidades perentorias del territorio insular, tanto como lo es, por ejemplo, una nueva sede judicial para Ciutadella, anunciada y reanunciada sin que aún se haya levantado una sola piedra.

Se trata ahora de que la partida incluida en el plan presupuestario de infraestructuras del Ministerio a seis años vista, tenga la prioridad que le corresponde, como subrayaron la delegada del Gobierno y el mando policial, para que la nueva comisaría de Maó sea una realidad durante la próxima legislatura.

De no ser así, el anuncio de su dotación presupuestaria con las elecciones no habrá sido exactamente una simple coincidencia.