En mi opinión también, tres meses o cuatro me parecen más que suficientes, porque esta pasmosa lentitud procesal, lleva aparejada situaciones no deseables. Les dejo unos breves ejemplos: las cárceles donde están se han convertido en un lugar de peregrinaje, la lista de los que han ido a verlos es escandalosa. Mientras tanto, los que están huidos por Europa, dan sus conferencias, publican sus artículos poniendo al gobierno y a la justicia española a caer de un burro sin que ésta sea capaz de evitarlo. La ciudadanía que está atenta a esta situación, está tomando una postura que a veces no es ni siquiera la adecuada, quizá influenciada por los réditos políticos que pueda aportar.
Raúl Romeva, Jordi Turull, Oriol Junqueras, etc., bien podría decirse que tienen sus despachos en las dependencias carcelarias que ocupan, y todo eso pasa por esa lentitud que tradicionalmente tiene la justicia. Con los medios actuales, no se justifica lo que se tarda en presentar un sumario; lo contrario trae aparejado esa absurda corrupción de andar ya pidiendo el indulto aún antes de ser juzgados. Es evidente, que eso será lo primero que suceda 10 minutos después de conocidas las sentencias. Aquí no hay engañados, porque ellos y ellas, sabían perfectamente que lo que estaban haciendo no era un juego de niños. No cabe pues ni aun la más generosa benevolencia, la tantas veces manejada en los asuntos jurídicos como la ignorancia de la situación en la que incurrieron. En el desventurado asunto del procés se vulneraron hechos que en otros países haría tiempo que se habrían subsanado, probablemente con la cárcel. No obstante es posible que los infractores dejen de pedir el indulto porque esto es tanto como admitir su culpabilidad, pero eso no es el mismo comportamiento que tendrá la gente. Pero yendo al quid de la cuestión pruebe usted en algunos países a declarar en sede parlamentaria una república si el sistema que tiene el país es la democracia pongo por caso. Ya verá con qué rapidez se le quitan las ideas.
Con todo este dilatar las cosas, hemos llegado a tiempo de votar los presupuestos, con lo que los términos podrían confundirse entre jueces, presos y políticos. Por otra parte, algo de perverso tiene el sistema al alargar la prisión preventiva, pues aparte de lo señalado, puede darse el hecho ¡y por qué no! de que al ser juzgados se les encuentre inocentes. Si tal cosa llegase a suceder, la complejidad creada sería espantosa, empezando por quién recompensa un año de cárcel inmerecido, en segundo lugar un hecho palpable es la lentitud de la justicia y en tercer lugar, la facilidad debido a estos hechos para que se formen grupos organizados que alboroten la pacífica convivencia. Toda una situación, ya lo verán ustedes, que enredará un juicio sosegado, más bien sucederá todo lo contrario, los grupos afines presionarán para conseguir una sentencia que podría no ser precisamente ejemplar.