Catedrático de la Autónoma de Barcelona y expresidente de la Corporació Catalana de Mitjans de Comunicació, Enric Marín ofreció una interesante charla sobre fake news el pasado junio en el Ateneu de Maó. Antes, en declaraciones a este diario, dejó un titular proclive al debate: «TV3 es la televisión más plural que se ve en Catalunya y la mejor del Estado».
Herramientas y conocimientos no le faltan al profesor para desafiar a quienes consideran que TV3 está en las antípodas de la pluralidad porque no ha dejado de ser un instrumento capital de los independentistas en el procés.
Hay ejemplos y actitudes que cuestionan la sentencia de Marín. El pasado sábado la audiencia soportó una escena esperpéntica que solo encajaría en el terreno de lo absurdo. Laura Rosel, conductora del programa FAQS, entrevistaba a Sergio Fajardo, exalcalde de Medellín y candidato a las últimas presidenciales de Colombia. Lo hacía en catalán, con el auxilio de un auricular por el que al político colombiano le llegaba la traducción al castellano. Pero Fajardo no entendía las preguntas, pidió que le hablaran en español/castellano, la presentadora insistió en catalán hasta que finalmente fue... Ada Colau, la alcaldesa de Barcelona, quien le tuvo que traducir la cuestión al idioma de Cervantes.
Resulta elemental que las lenguas unen y no separan. Si dos personas se entienden en un mismo idioma que también comprende la audiencia del canal de televisión, cuesta horrores entender cómo se incurre en semejante ridículo.
No se trata de recordar que el castellano lo entendemos y hablamos 572 millones de personas y que Catalunya es una sociedad abierta en la que el español también figura como idioma oficial. Lo que hizo TV3 fue generar un problema absurdo donde no existía por mucho que Enric Marín la considere la TV más plural de Catalunya.