Reanudo el dietario en plena tormenta política, con una izquierda tan despistada como voluntariosa en el poder y con una oposición fragmentada y desatada como cada vez que pierde el poder. Los asuntos isleños no andan menos revueltos con el permanente debate sobre la Reserva de Biosfera, que reproduce a pequeña escala la controversia política global: ¿hasta qué punto intervenir y regular puede interferir el necesario desarrollo?, ¿es o no prioritario conservar el equilibrio ecológico de la Isla?, y lo más elemental, si servirá de algo a la larga, porque a la corta los resultados son magros.
Me siento en el ordenador con una preocupación creciente a medida que avanza mi calendario biológico. ¿Lograré no repetirme demasiado después de tantos años?, ¿seré capaz de decir algo original y decirlo bien?, ¿lograré acercarme al buen criterio sobrevolando los prejuicios de la mera opinión?
8-X-18
Gana la primera vuelta el ultra Bolsonaro con su inequívoco programa: «Brasil y Dios por delante de todo», «preferiría un hijo muerto en accidente que gay», «el error de la dictadura fue torturar y no matar», etcétera; Trump consigue meter con calzador a su iracundo jurista homófobo (y presunto acosador) Kavanaugh en el Supremo para seguir implementando el programa máximo del Tea Party; el brexit continúa su infernal camino; en nuestro país Vox se presenta con su programa ultranacionalista («Hagamos España grande de nuevo», ¿lo fue alguna vez en los últimos siglos?), antiinmigración, y de supresión de autonomías, medidas que, según ellos, no se atrevieron a tomar los maricomplejines de la derecha «políticamente correcta»...
¿Cómo no estar preocupado ante la vuelta de los chamanes de las soluciones simples a problemas complejos? Haber nacido en un régimen ultra nacional católico y después de vacunarte contra dioses y patrias, haber accedido gozosamente a un sistema democrático y (por tanto) laico, sentirte por fin plenamente europeo, para a estas alturas verte a las puertas de ser regurgitado al punto de partida, no es un panorama atractivo para el aprendiz de viejo.
10-X-18
Noche de terror en Sant Llorenç de Cardassar. Ahí al lado. ¿Está loco el clima o lo hemos enloquecido los humanos/depredadores mientras discutimos si son galgos o podencos?
11-X-18
Los asesinatos de periodistas me producen especial congoja y tristemente se van sucediendo en la Europa periférica. El periodismo reflexivo y riguroso es la almadía salvadora para quienes aspiramos al triunfo de la razón y la moderación. Trump lo sabe y por eso brama desde el otro lado del Atlántico: para él y su movimiento global de anarco-derecha coordinado en Europa por el halcón Steve Bannon, el periodismo serio es el enemigo del pueblo...
Ante la zozobra, llamo a mi contacto en Bruselas, un joven reportero que lleva más de una década en la capital belga siguiendo de cerca la política europea. También se muestra muy preocupado ante el avance de populismos antieuropeístas, pero al parecer, me dice, algo se mueve para contrarrestarlo, empezando por la detección y denuncia del chapapote de las fake news a la que se dedica con denuedo con otros colegas, mientras alientan la creación de un partido pan europeísta.
12-X-18
Celebro la fiesta nacional en Binibèquer tomando una caña en el legendario Bucaneros y charlando con Emili de Balanzó de viejos tiempos y, claro está, de amigos desaparecidos, con mención especial para el inolvidable Miquel Vanrell, hombre clave en la cultura menorquina de aquellos años de transición democrática. También analizamos con indulgente ironía las metamorfosis ideológicas del paisanaje a través de las décadas, mientras en la playa las medusas son escrutadas con fastidio desde la orilla por los aún abundantes turistas.
Llego a casa tras el frustrado baño y contemplo por televisión el tradicional abucheo a un presidente de izquierdas en el magno desfile patriótico, así como los gritos de «okupa» que profieren unos adolescentes bien vestidos pero mal informados. ¿Acaso les habrán explicado sus despistados (?) papás que Pedro Sánchez ocupa la Moncloa de forma ilegítima?
15-X-18
La mejor garantía para el futuro de la Illa del Rei es la continuidad de la magnífica colaboración entre la iniciativa privada (Fundación) y la pública (Ayuntamiento). Las nubes acabarán disipándose porque son inconsistentes, y porque el ‘meteorólogo en jefe' Luis Alejandre no se amilana por una simple borrasca. Lo constato una vez más mientras empezamos a preparar juntos la edición de un extraordinario libro oftalmológico del siglo XVIII, escrito a mano en inglés y con una bellísima caligrafía. Un reto apasionante.