¿No les ha pasado alguna vez ir a su comercio habitual, o tienda de moda, o peluquería y siempre están cambiando? Es decir, que lo que hoy estaba en un sitio ahora está en otro. O han introducido un producto nuevo, o un mueble decorativo diferente al acostumbrado. Pues eso mismo hay que hacer en los hogares. En nuestras casas hay que cambiar los muebles de sitio, decorar o restaurar. Porque lo tengo comprobado primero da ilusión, y motivación por parte de quién inicia el cambio. Segundo da otra perspectiva al hogar, deja de ser aburrido. Y tercero se renuevan las energías de las personas que viven en esa casa.
La introducción de colores, de plantas verdes, de papel pintado, de rincones de ensueño, de lectura. Restaurar un mueble viejo, o aburrido por tu creación personal. Es terapéutico y es recomendable. No es posible quedarse con la misma decoración por 20 años o más. Cuando introduces un cambio en el hogar se impulsan otras emociones, otras formas de enfocar el día a día, más energéticas si caben.
También recomiendo renovar el armario, arriesgarse o introducir zapatos o ropa de estilos o colores diferentes a los acostumbrados. ¡Sorprenderte! No quiero decir que lo hagas cada semana, ni cada mes. Y que los cambios vuelvan locos a todos. Sino gradualmente. A un cierto tiempo. Pero no esperar más de dos años.
Una vez leí que los americanos suelen cambiar de empleo a los dos a o tres años de trabajar en un mismo sitio, porque llega el momento una vez pasada la fecha de la monotonía, y el no motivarse, el tiempo de la comodidad.
¿Cuánto hace lector que no cambia nada del vestuario de su hogar? Involucre a su pareja, a sus hijos. Es muy motivador. Y si hacen restauración de muebles, es muy divertido compartirlo, qué colores elegir, qué acabado hacer. Es una manera de generar energías nuevas en las paredes de un hogar que se debe de regenerar, una manera muy gráfica y metafórica de comunicar a los hijos que todo cambia y se transforma en la vida. Que hay que aceptar los cambios, y unirse a ellos, o verle otras aristas para encontrar el equilibrio. Y ese cambio que se haga puede que le ayude a encarar de manera diferente otras cosas en otros ámbitos, como en el colegio, su segunda micro sociedad, después de la familiar.
Me viene a la cabeza con asiduidad el cortometraje de «Revolución» (2002). Interpretado por Miguel Rellán. Con un guión de Juan Pablo Martín Rosete y producido por Koldo Zuazua. Es un cortometraje en el que un hombre, angustiado ante su vida monótona que tiene a su alrededor, decide romper con todo orden establecido y embarcarse en una auténtica revolución dentro de sus cuatro paredes. El armario, la cama, le da diferentes posiciones y cada una de ellas le impulsa algo en su cerebro y en su alma. Si tiene ocasión de verlo, hágalo, es muy inspirador.
Revolucione su hogar, sus armarios, y revolucionará su forma de pensar y sentir.
@sernariadna