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Como recordarán (o no) los que te leyeron el martes pasado (¿los hubo?), narrabas/describías, en un artículo un tanto esperpéntico, la amarga historia de un ganadero que, involuntariamente, había convertido a su hija en una pija. Te refieres a Manolo, un buen hombre. Ana/Susanne –su primogénita-, recién salida de una prestigiosa academia muy cool (¡ya empezamos!), le había soltado a su father (¡uf, esto se contagia!) una parrafada en plan tontito total que el vaquero no pudo entender. Angustiado, Manolo, cabal, te remitió, transcrita, la susodicha parrafada, con el ruego de que se la tradujeras. Y lo conseguiste, aunque no fue –no crean- cosa fácil. Para ello tuviste que colarte en estúpidos ambientes, heroica acción para un carroza de sesenta y un años, barriga prominente e innegable calvicie. Pero ese «vivir sin vivir en mí» de Manolo no te permitía obviar el ruego.

El texto que te hizo llegar Manolo (el que reproducía lo que le había soltado Ana/Susanne, su hija) rezaba (tal vez lo tengan presente) así:

«Papi, he volado en clase business. Espero que eso no te importe. Es más cool y yo ya soy, of course, una V.I.P. Mi look es fashion, gracias a mis jeans y a mis shorts, que he adquirido, horas antes de mi regreso, yendo de shopping. Por cierto, me he enamorado de un top model que acaba de realizar un banner y que está siempre trendy. Antes de mi partida le he regalado unos slips muy in. Todo de brand. Lo he conocido en un casting para un show en prime time, durante la comida, en la que hemos compartido juntos un sándwich. Hay feeling entre nosotros, father. No serán un hándicap ni sus hobbys de riesgo, ni el hecho de que me haya exigido un lifting, que tendré que pagar en cash. Y es que estos médicos no se fían ni de la mother que los parió. Es, father, un single encantador, amén de esponsor, alma mater de un importante business y manager de un conocido e influyente lobby. Su empresa es una start-up prometedora. Y si te hablan mal de él no dudes de que se trata de algo fake... Es, oh my Goodness!, mi coach particular, incluso en sex... The other day me leyó un fragmento del Kamasutra en su ebook... Por cierto, papi, deberías redecorar el hall, es so sad!».

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La traducción que le remitiste, rezaba así:

«Padre, he volado en clase preferente. Espero que no te importe. Es más elegante y yo ya soy, en efecto, una persona muy importante. Mi apariencia es fascinante gracias a mis pantalones y a mis pantalones cortos, que he adquirido, horas antes de mi regreso, yendo de compras. Por cierto, me he enamorado de un súper modelo que acaba de realizar un anuncio y que está a la última moda. Antes de mi partida le he regalado unos calzoncillos muy elegantes. De marca. Lo he conocido en una audición para un programa que se emitirá en hora punta. Durante la comida hemos compartido un emparedado. Hay atracción entre nosotros, padre. No serán obstáculos ni sus aficiones de riesgo, ni el hecho de que me haya exigido que me extirpe algo de grasa, operación que deberé pagar en efectivo. Y es que esos médicos no se fían ni de la madre que los parió. Es, padre, un soltero encantador, amén de patrocinador publicitario, alma mater de un importante negocio y gerente de un conocido e influyente grupo de presión. Su empresa es una empresa emergente, prometedora. Y si te hablan mal de él no dudes de que se trata de algo falso. Es, ¡Oh, Dios mío!, mi entrenador particular, incluso en sexo. El otro día me leyó un fragmento del Kamasutra en su libro electrónico. Por cierto, padre, deberías redecorar la entrada...¡Es tan triste!».

Finalizabas tu respuesta a Manolo con unas palabras de ánimo. Además ‘le jurabas por Snoopy'que infiltrarte en los ambientes pijos había sido ‘mega-fuerte'. Que fue, really, crazy, aunque una girl estaba ‘divina de la muerte', ‘o sea': que en el fondo –añadías- te lo habías pasado top».

¡Oh, my Goodness, this is verdaderamente contagioso! ¿Alguien de ustedes sabría decirte, porfita, dónde se halla el ala psiquiátrica del ‘Mateu Orfila'?