‘Chorrimierdas', las que quieras, oye. Pero de tratar temas serios, ni hablar. Entiendo que algunas de las milongas de Podemos cautivasen y cautiven a un buen puñado de personas que están hasta las narices de las gestiones bipartidistas, pero la realidad los está colocando y ‘colocanda' en su sitio. Como cualquier corriente populista están más empecinados en tratar temas de actualidad ruidosos que afectan o que se inventan que en gestionar el día a día del ciudadano. Un ejemplo claro es el de Zaragoza.
El Ayuntamiento maño ha declinado apoyar un calendario solidario con fotos de los bomberos porque están ‘demasiado buenos'. Osea, porque lucen tableta de chocolate, músculos y algunas imágenes que pueden inducir. «No reflejan la realidad la pluralidad del Cuerpo», dice el responsable de Calendarios y otras farándulas del Consistorio maño en el que manda la marca blanca podemita correspondiente, Zaragoza en Común.
Dice, el muchacho en cuestión, que no se puede comercializar este calendario desde la «lógica heteropatriarcal». Que sirva para recaudar fondos para una asociación relacionada con la donación de médula es lo de menos. Entre líneas, también, se lee que proyectar esa imagen idealizada puede hacer sentir frustración y malestar a los que, como yo, lucimos una simpática barriga lo suficientemente mimada como para que la tableta de chocolate o bien se haya derretido o esté en búsqueda y captura.
Yo le agradezco al equipo de gobierno del Ayuntamiento de Zaragoza que se preocupe por la posibilidad de que me entre una depresión, un ataque voraz de vigorexia para ponerme en plan macizorro o me pudra machacándome en alguna sala fitness. No creo que sea el caso.
¿Sabes lo que me fastidia? Esa apestosa superioridad moral que acompaña a según qué elementos y elementas. Un cuerpo esculpido es la consecuencia de un laborioso trabajo en el gimnasio, una serie de sacrificios alimenticios o dieta estricta, algo al alcance de las pocas personas –ellas y ellos–, que son capaces de fijarse ese objetivo y trabajar para lograrlo. No se consigue, por ejemplo, con la misma facilidad con la que se plagia una tesis doctoral a golpe de copiar-pegar.
No hay que confundir la lucha por la igualdad y contra las polémicas sexistas con la envidia. Solo faltaría que nos digan cómo tenemos que estar físicamente. Tanto si luces figurín como si hace tiempo que no te ves los pies.