Conozco de un tío que se fue al wáter con el móvil en la mano y le cayó dentro de la taza. En la playa también es nuestro cordón umbilical. No comprendo cómo hemos conseguido llegar hasta nuestros días sin la ayuda del móvil. En la playa ves al personal aporreando con sus pulgares cualquiera de estos artilugios, eso sí, a una velocidad que no se me alcanza como les da tiempo de analizar absolutamente nada, absortos en este devorador del tiempo que tenemos entre nuestras manos, siendo ya incapaces de ser dueños de nuestro tiempo libre y no los esclavos de uno de estos aparatitos.
¿Qué es útil? Sin duda, en algunos casos muy útil, pero es lo que pasa, a los chorizos, a los amigos de lo ajeno también les viene bien cuando uno desde la esquina avisa a los dos mangantes que hay dentro de la casa donde están robando. Al final del día no son pocas las veces que ya no sé si voy o si vengo, ya casi nada me sobresalta, pocas cosas me sorprenden, días hay que acabo con la cabeza como una olla de caracoles. Ayer mismo en la cama a las dos de la madrugadas soñé que estaba llamando a no sé quién, y luego no sabía dónde dejar el móvil.
Lo tengo decidido un día voy a salir sin el móvil y que sea lo que Dios quiera.