En espera del desenlace de la moción de censura, leo el interesante documento que el Círculo de Economía de Cataluña acaba de sacar a la luz sobre el conflicto catalán en el que propugna y detalla una tercera vía para salir del impasse. A saber: promulgación de un nuevo Estatuto que tenga rango de norma constitucional, que reconozca el carácter nacional de Cataluña y que blinde competencias como lengua, educación, cultura, ordenación territorial y financiación (con la novedad de pedir la incorporación de las comunidades forales a los mecanismos de solidaridad). El Círculo, nada sospechoso de separatismo ni tan siquiera nacionalismo light y mucho menos de izquierdismo, considera inadecuado que se haya dado solo respuesta judicial a lo que es un problema eminentemente político...
1-VI-18
Consummatum est. El fulgurante cambio de gobierno es ya un hecho, pese a las quejas fuera de tono de los desalojados («fraude democrático», «chantaje a España» «gobierno de perdedores» y demás retahíla). Aunque lo deseable hubiera sido una dimisión de Rajoy y la convocatoria inmediata de elecciones, Rajoy se negó a ello, y la moción de censura, mecanismo plenamente constitucional y democrático, se hizo inevitable. Conviene recordar que en un régimen parlamentario como el español, no gobierna necesariamente quien gana las elecciones sino quien es capaz de conformar una mayoría de escaños.
Rajoy ha sido objeto de un auténtico y justificado impeachment después de una sentencia demoledora para él y su partido, tras la cual su continuidad en la presidencia del Gobierno era inviable. Luego, las circunstancias irían alineando a los astros políticos para que otro superviviente de la política, Pedro Sánchez, se hiciera con un cargo que una semana atrás no podía soñar. Y no se le puede negar al líder socialista su maestría en el manejo de los tiempos que le ha aupado a la presidencia ante la incomprensible inacción (una más) de Rajoy y el pasmo de Rivera, el gran perjudicado del seísmo político, más allá de los propios desalojados del poder.
2-VI-18
Tras una mañana inclemente, sale el sol de su extemporánea madriguera y salva la clausura del festival de jazz en el Llatzeret, que luce espléndido en este su nuevo periplo. Precisión horaria en el traslado en catamarán que nos permite platicar con un gin tonic en la mano ante el espectáculo permanente que es el puerto de Mahón y su incesante metamorfosis de colores.
Ignasi Mascaró, uno de los factótums del festival, me advierte de que se trata de un jazz un tanto heavy, pero de gran calidad y no le falta razón, mientras al final, Javier Tejero se muestra exultante por la vibrante entrega de los músicos, y el dietarista, orgulloso de que en Menorca se den espectáculos de semejante categoría, siente nostalgia del jazz clásico (esperaba alguna concesión), mientras estornuda compulsivamente tras cuatro horas expuesto al relente vespertino.
4-VI-18
Cábalas y más cábalas sobre lo que puede y no puede hacer el nuevo gobierno… ¿Y cuáles serían las pequeñas ilusiones del senectescente calvo, contumaz escribidor de ínsulas?, me pregunto. Pues bien, consciente de las dificultades, me conformaría con que se desbloquease el tema catalán, bajando la tensión (¿será esto posible con personajes como Quim Torra o Rafael Hernando activando continuamente a sus lenguas viperinas?), para iniciar un diálogo político. Por ejemplo: ¿sería lesivo para la indisoluble unidad de España trasladar a los presos a cárceles catalanas por motivos humanitarios? ¿No sería razonable considerar algún aspecto del documento del Círculo de Empresarios al que he hecho referencia más arriba?
También me haría ilusión, y parece factible, que se tumbara la impresentable ley mordaza y que se volviera al estatuto de Televisión Española de la época de Zapatero (sí, ese alfeñique buenista y madurista no lo hizo todo tan mal), la única en que tuvimos una televisión pública consensuada, independiente y de calidad; que se potenciara la maltrecha Ley de Dependencia, y la transición energética; que se reforzara el Consejo de Transparencia y Buen Gobierno, que se tranquilizara a los pensionistas, que se limaran las aristas de la reforma laboral... No parecen iniciativas utópicas y en el actual páramo serían medidas vigorizantes para la democracia española.
6-VI-18
El nombramiento de Borrell, notable antinacionalista y mente privilegiada para propios y extraños, como ministro de Exteriores, refuerza el flanco europeísta y es un claro mentís a los catastrofistas, heraldos de «la inevitable fractura de España».
7-VI-18
El cuarenta de mayo a la vuelta de la esquina y uno aún con la camiseta puesta. De todas formas, y tras la frivolidad del nombramiento del nuevo ministro de Cultura y el inquietante regreso del siniestro Aznar, la llamada del ullastre se hace perentoria, así que toca inmersión... Bon estiu a tothom.