Saca el whisky, Cheli'. Lo mejor del espectáculo dantesco que hemos vivido estos días en la política nacional es que habrá quien esté feliz, tranquilo o satisfecho. Como si hubiese ganado una guerra o la más vil de las batallas. Obviando, una vez más, el enésimo ridículo nacional que deja nuestro nivel político a la altura del 'paella + sangría 10 euros', si no es que estaba ya muy cercano.
Yo soy de los que está contento, o parcialmente contento, pero no por el mismo motivo. Consciente de que el barco se iba a la deriva, ahora que ha habido un 'honroso y honrado' cambio de patrón y de primer grumete, solo resta sentarse a ver cómo en dos años solucionan el mundo. Lo bueno de ceder la vara a lo que hasta ahora era la oposición es que podrán aplicar sus políticas con las que, a priori, todo irá mejor. Podrán, por ejemplo, arreglar el entuerto de Catalunya y sin despeinarse, entre otros disparates. Estoy contento porque esta jugada obligará a más de uno y de una a quitarse la careta y, además, ver qué capacidad de gestión tiene.
No es lo mismo ladrar desde la oposición que ponerte al frente del país.
La ferocidad de sus críticas, la fugacidad de esa moción de censura a la que me parece que le falta sensatez, invita a pensar que tienen un plan B con el que ir capeando temporales. ¿O no? Porque si se dedican a ir improvisando lo mismo no nos queda, Cheli, suficiente whisky en la despensa.
Hay una frase estrechamente ligada a la política pero que es apolítica, ya que la practican los de siempre y los que acaban de llegar. Me refiero al «¿Qué hay de lo mío?».
Si pensamos que los apoyos que ha recibido Pdr Snchz le han salido gratis es que verdaderamente nos merecemos todo lo que nos ha pasado y, sin duda, lo que está por llegar. En la política nacional hay un complicado tejido de intereses que tiñen cualquier movimiento y cualquier gesto y esos intereses se cobran a un tipo de interés tan elevado que deja a los bancos como hermanitas de la caridad.
Pero ya te digo, a estas alturas, lo mejor es sentarse y ver como solucionan el país. Tanto tiempo ladrando habrá servido de algo, ¿no?