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Señores del PP, háganselo mirar porque en tocante a corrupción, están ustedes batiendo récords a nivel mundial. Está calentito lo de Cristina Cifuentes y aparece lo de Eduardo Zaplana, que de ser cierto lo publicado en prensa el día 23 de mayo, es como para dejar de creer ni siquiera mínimamente en su partido, y bien que lo siento porque siempre he tenido un plus de empatía a quienes se dedican al noble oficio de la política. Pero es que ustedes no nos lo ponen fácil y encima se creen que somos tontos. Tener que escuchar las torpes explicaciones del portavoz de ustedes, empalaga: «Eduardo Zaplana hace años que ya no está en la política activa», dijo. Pero alma de cántaro, las fechorías abundantemente diversas que fueron presuntamente perpetradas por Zaplana, lo fueron cuando sí estaba en la política activa del PP, cuando era nada más y nada menos que ministro con Aznar o presidente de la Comunidad Valenciana. Cometen ustedes un grave error al pensar que la ciudadanía es más simple que «el asa un cubo». Lo jodido de este asunto, para que dé, si cabe, más vergüenza que la que ya da, es que ahora, como tantas veces, cuando un juez o jueza se ponga a repasar el sumario que tardará lo que tardan aquí los sumarios de los chorizos de pata negra, descubrirá que casi todo ha prescrito. ¡Qué vergüenza! Mientras otros, detrás de las rejas por haber sustraído un bolso a una señora, verán pasar en un cochazo con chófer a estos verdaderos delincuentes, los que han hecho bueno aquellos de que «dios nos ponga donde haya, que de coger ya nos cuidaremos nosotros».

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QUE ZAPLANA y su señora estén pasando por graves enfermedades (se dice que él tiene leucemia y que su mujer podría tener cáncer) no le quita nada de gravedad al tema que nos ocupa. Con Zaplana se evidencia que Valencia ha sido lo que era para los piratas la isla Tortuga. Lo de Ali Babá y los 40 ladrones se queda en un simple cuento para niños, ni siquiera homologable en el bagaje del delito de lo que llegó el PP a tener cobrando del heraldo público en Valencia; un verdadero paraíso de los políticos corruptos.

CREO QUE el gobierno debería ir pensando (porque esto aún se puede complicar más) en disolver las cámaras, hacer una verdadera limpieza y convocar elecciones, porque el pestilente tufo que desprende la acumulación de casos gravísimos cometidos durante el ejercicio político, sobrepasa en mucho lo que la ciudadanía debería estar dispuesta a soportar. Cuesta creer cómo aún hay votantes suficientes que votan al PP para que un partido con este descrédito entre sus más cualificados dirigentes, alcance la mayoría en las urnas. Y debo decir que sus votantes tampoco están libres de culpabilidad por permitir que estas barbaridades pasen sin el lógico castigo en las urnas. Pero fíjense, es que es todo un cúmulo de despropósitos. No conforme Zaplana con tener según lo publicado hoy, día 23 de mayo, «10,5 millones de euros en Panamá procedentes de sobornos, supuestamente», que se dice pronto, con esa desvergüenza de las llamadas puertas giratorias, Eduardo Zaplana entró a prestar sus servicios …? ... en telefónica, que al igual que ha hecho el PP, le ha defenestrado de inmediato sin esperar a la presunción de inocencia. Quizá porque los hechos son de una claridad que echa para atrás del pestazo a corrupción. La verdad es que cuando vi a Ignacio González, al que enviara a prisión Eloy Velazco por el caso Lezo, que el juez lo relacionaba con Eduardo Zaplana, posiblemente por los trajines que ambos tenían para lavar fondos a través de una sociedad, pensé: ¡ah pájaros!, esto va a ser que dios los cría y ellos se juntan. Y no andaba yo descabalado en el oficio de tirar la piedra.