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Contaré tres casos de tres niños con sus madres como coprotagonistas en Menorca. Apenas intervienen en su crecimiento, sino más bien acompañan. Y eso a los pequeños les reconforta en su personalidad y seguridad.

1) Un niño de padres españoles, la madre menorquina. Concebido y nacido en Estados Unidos. En el camino de regreso a la Isla pasó por diversos países con culturas muy diferentes, como la de China. Los niños son esponjas y vivir otras culturas desde edades tan tempranas pueden enriquecer su identidad. Este niño vino a una comida de amigos con dos zapatos de mismo modelo pero de colores diferentes, azul y verde. Me parecía muy curioso y llamativo. Pensé una de dos o es así el diseño, o aquí hay algo más. Efectivamente había algo más. El niño eligió salir así de casa, tiene dos años. Su madre nos comentaba que a veces intenta darle el mismo zapato del mismo color y él insiste en llevarlos dispares. Y así vino a la cita, como otras veces más lo ha hecho, y su madre lo apoya como su padre. ¡Genial! Este niño ya tiene algo en su personalidad que ya marca diferencia, su creatividad.

2) Una niña mestiza, de madre española y padre africano, residentes en la Isla. Coincidimos hace un mes en un concierto familiar que organiza el Ateneo mahonés, donde se presentaba un cuanto acompañado de instrumentos de cuerda, entre ellos estaba el violín. Tras terminar el cuento, los padres felicitaron a los músicos. La madre de esta niña quedó rezagada porque su pequeña no paraba de llorar, al acercarme me dijo que era una apasionada del violín. No me lo pensé. Me acerqué a la narradora del cuento que tocó el violín y le comenté que esa niña le encantaba este instrumento, con casi tres años. Me quedé alucinada y con la piel erizada cuando veía a esa niña llorar con impaciencia por tener en sus manos el violín. La madre me decía que no había referencia alguna ni por parte de ella ni de él en tocas un instrumento y menos el violín. Aquí hay potencial. Confío que dentro de unos años hará conciertos. La madre ya sabe a qué clase extraescolar le apuntará.

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3) Una niña de padres africanos, residentes en Menorca. Salía de una zapatería infantil cuando me crucé con ellas, madre e hija. Y nos saludamos pues la conocía de unos 'talleres de familia' organizados por el Ayuntamiento de Mahón, hace casi tres años. La niña estaría en unos 4, 5 años y le decía a su madre que quería ir a la iglesia a rezar. Y ella la acompañaba en su petición.

Estos ejemplos son muy ilustrativos, porque a lo mejor ciertos padres no comparten esa discordancia de colores de zapatos; el violín consideran que es aburrido y clásico; ir a la iglesia a las 5 de la tarde un rollo. Pues estos padres no interfieren, acompañan. Son sus guías en su elección. Si se hubieran impuesto quizás habría más de un llanto de injusticia, o pataleta de frustración. Y quizás les habríamos cambiado su forma de ser por nuestras creencias adquiridas. Ellos ya tiene opinión y decisión.

¿Y su hijo lector, qué hace ya para que usted le acompañe y apoye?