Interesante y cordial intercambio de pareceres sobre el tema catalán con unos queridos amigos, bajo el amparo de unos huevos fritos con camot (deliciosa transgresión dietética): les expreso mi opinión de que solo un acuerdo especial para Cataluña en el aspecto cultural y fiscal refrendado en las urnas por los catalanes, acallaría el problema por una larga temporada, quizá una generación. Nuestros amigos optan por un sano federalismo igualitario sin más peculiaridad que la lingüística… ¿Pero no es lo que ya tenemos?, les objeto. Mi mujer, como de costumbre les da la razón a ellos. Y me temo que también se la daría buena parte de mis amigos: no es popular auspiciar diferencias, aunque haberlas, haylas…
6-V-18
Recogido de un debate en el Instituto Cervantes de Nueva York: «El infierno no es infierno porque haga mucho calor sino porque no se puede leer, es lo incoherente, es la brutalidad extraordinaria de lo que no se puede verbalizar…» Malos tiempos para la lírica, que sucumbe también en uno de sus santuarios, el del Nobel, cuyo premio de literatura de este año va a quedar desierto por escándalos de acoso de miembros del jurado. El infierno ya está aquí.
9-V-18
Trump, Trump, Trump, Dios qué cruz. Y qué cruzada la suya para desmantelar toda la obra de su predecesor Obama. Y qué manía la de llamarle «loco», porque no lo está en absoluto. Puede que sea un sociópata narcisista incapaz de sentir empatía por nadie, pero está cuerdo, tanto que no hace más que cumplir el programa máximo del tea party, la facción ultraconservadora del viejo y respetable Partido Republicano, entre cuyas obsesiones está la de arrasar con los logros del «presidente negro». Por otra y decisiva parte, no es más que la culminación de la revolución conservadora iniciada por Reagan/Thatcher, continuada por Bush, sus guerras y negocios en Iraq y culminada ahora en su tercera (¿y última?) fase por Donald Trump…
Soñar no cuesta, por lo que podría aventurarse que tras el apocalipsis trumpiano vendrá, según la ley del péndulo (o mejor, por un impeachement o destitución), una época más tranquila y racional. Oremus… Y roguemos también por tantos españolitos neocons que callan como muertos ante las tropelías del America First, porque en el fondo les encanta eso del líder fuerte que cumple sus promesas «sin complejos» dando caña a los progres, a los moros y tutti quanti…
11-V-18
El dedazo de Puigdemont ha resultado ser un ditot luxado que señala el caos como una veleta enloquecida. Parece no haber dudas en que ha elegido como presidente de la Generalitat a un activista partidario de una vía unilateral que, sin una mayoría social amplia es un disparate, repetición del que ha llevado a la endiablada situación actual. Pero los independentistas persisten en su estrategia de tensión permanente y progresiva. ¿Qué se habrá hecho del legendario seny catalán?
12-V-18
Mi hijo se extraña de que quiera ver el festival de Eurovisión. «Es basura musical», me dice, y es verdad, no es más que pirotecnia audiovisual, pero para un periodista nada de lo humano puede serle ajeno. Eurovisión es un fenómeno social, y como tal me interesa. Además, qué carajo, me gusta la canción española a pesar de su punto cursi y relamido, y me disgusta el resultado. En tiempos pretéritos, los periódicos nacionales dirían, muy dignos ellos, que los europeos no nos tragan…
13-V-18
Interesantísimo y pertinente artículo del juez Fernando Pinto hoy en «Es Diari» sobre una de los debates pendientes a los que se enfrenta el mundo contemporáneo: la llamada buena muerte o eutanasia. Lo engrana el articulista a raíz de la muerte voluntaria en Suiza, donde es legal, del científico australiano David Goodall, harto de vivir una vida mermada y sin alicientes. No estaba enfermo más allá de lo que representa tener 104 años. «Hemos relegado a la clandestinidad el más natural de los acontecimientos. Y, por tal motivo, cuesta tanto preguntarnos qué significa la palabra dignidad al final de nuestra vida», concluye acertadamente Fernando Pinto en su columna. Hay que encarar la cuestión sin dilaciones.
15-V-18
Hablo en el Ateneo sobre mayo del 68 que no fue revolución sino revuelta. Que no fue una gesta pero tampoco el dechado de lacras que quiere hacer ver la derecha cósmica. Abrió paso a un sentido laico de la vida, al pacifismo (de alguna manera paró la guerra de Vietnam), a la liberación de la mujer (popularizó la píldora), al ecologismo, a la diversidad sexual, a la igualdad de oportunidades y en general a la liberalización de costumbres. Eran tiempos en que todo parecía posible. Hoy estamos ante una alocada e incendiaria revolución conservadora (basta con una mirada a Oriente Medio tras la última trumpada), en que lo único probable es perder lo que creíamos consolidado…