Salve costa de Bretaña, donde nací, hoy dejando tierra extraña vuelvo hacia ti», canta Beltrán en «La tempestad», zarzuela de Ramos Carrión y Ruperto Chapí. Lo he recordado porque acabo de regresar de un viaje en autocar por Bretaña y Normandía, que salía de París y tras siete días de tour regresaba a París. No era el más jovencito de los integrantes del tour, pero casi, y eso que ya tengo un número de años considerable y erótico: sesenta y nueve. He estado a punto de titular este artículo como «Un, dos, tres», porque un camarero de Saint-Malo me dijo que primero era Saint-Malo, después Bretaña y después Francia. Cuando le pregunté qué venía después de Francia me dijo: «Nada, ahí se acaba». Entonces ya me había fijado que los lugares públicos estaban en dos lenguas, primero francés y luego bretón. Eso me llevó a recordar los nuestros, que están a la inversa, primero catalán y luego español. Claro que aquí algunos niegan que hablemos un dialecto del catalán, y esa es otra.
Les coses senzilles
Salve costa de Bretaña
07/05/18 0:40
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