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Tal cual son nuestras leyes de laxas en algunos aspectos, que algún descerebrado se cargue uno de nuestros monumentos talayóticos únicos en el mundo o que enmierde la Naveta des Tudons se veía venir por este tipo de vándalos que están proliferando como hongos. Quiénes hacen una cosa así como la que han hecho en Sa Bassa Verda o en la Naveta des Tudons, nos les hace falta tener una mente retorcida, les basta con ser simplemente imbéciles. La Naveta des Tudons por sí misma es una joya del legado menorquín de la cultura talayótica. Como tal joya es también admirada por la sociedad antropológica a nivel mundial que aprecia la belleza de un monumento tan singular.

No deja de ser curioso que aquellas gentes primitivas trabajasen la piedra con maestría y exquisito gusto, para que ahora, en pleno siglo XXI, con tanta tecnología y todas las posibilidades para crear un entorno armónico para solazar la paz del espíritu, aparezcan unos vándalos sin cultura, idiotizados, cuando no simplemente unos tontolabas, unos imbéciles de nota y estropeen en unos minutos lo que respetaron invasores otomanos que llegaban a Menorca a saquear, incluso a raptar a sus habitantes. Antes habían llegado griegos, fenicios, romanos y también árabes. Por fin llegarían en son guerrero tropas inglesas y francesas, pero nadie tuvo la mala leche de cargarse ningún monumento prehistórico. Tenía que llegar el siglo XXI y con él, unos atontados que para más vergüenza quizá sean menorquines, sin ningún atisbo de arte en sus pobres cerebros y armar la de dios es cristo. ¿Acaso los tontolaba, los golfos o los incívicos imbéciles pudieron pensar que su absurda gamberrada embellecía Sa Naveta des Tudons? Darle un bote de pintura en spray o un rotulador a los que han hecho lo de Sa Naveta des Tudons es como darle una espada a un loco.

He visto en Paris, en Lisboa, en Londres, en Madrid y en otros lugares que tampoco es menester enumerar, algún graffiti con buen gusto, con técnica del dibujo y artísticos conocimientos de la pintura, adornando algún paisaje urbano, nunca sobre ningún monumento, aunque la inmensa mayoría de lo que llaman graffiti no pasa del garabato; alguna letra enorme que da grima ver. En el presente caso lo que han hecho no es ni graffiti, simplemente es una gamberrada de alguien corto de entendederas que da rienda suelta a sus frustraciones, si no, no se explica.

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A este tipo de gente les pone, les ataca las meninges de su orfandad del buen gusto ver una pared encalada, y digo yo, por qué no se quedan en el comedor de su casa y dejan allí su mierda, su incivismo, su incultura, su ausencia de respeto hacia el resto de la ciudadanía. Esta gente se ha convertido en un peligro para lo público. Recuerdo que me impactó ver cómo han dejado algunas zonas del metro de Londres convertidas sus paredes en un albañal de lo que no se alcanza a ver más que un incívico monumento al mal gusto, la falta de respeto y la intolerancia. Llevaba yo tiempo preguntándome cuánto tardaría algún imbécil en enguarrar alguna pieza talayótica, y ahora me pregunto, cuando los detengan, si es que los detienen a estos gilipollas, si pagarán por lo que han hecho. Seguramente no, lo que es lo mismo que dejar la puerta abierta para que otro imitador de estos individuos haga su gracieta personal, creyéndose que ha puesto un huevo con dos yemas.

No soy capaz de creer que nadie vaya a esa Naveta des Tudons con un bote de pintura en spray o un rotulador. Este pájaro o estos pájaros los llevaban, porqué seguramente habían decidido hacer lo que han hecho. Es decir, que actuaron con premeditación y toda la alevosía que pueda caber en quienes tienen el cerebro del tamaño de un guisante.

Estos vándalos, son tan sumamente zoquetes como destructivos. Una desgracia para la común convivencia y el respeto por el legado cultural de los menorquines.