El neurocientífico Ortiz Alonso dice que «el corazón no tiene ningún sentimiento». Desde esa reflexión científica uno se siente legitimado para afirmar que desde que el mundo existe le hemos dado al corazón unas facultades que jamás tuvo siendo un error decir: esta persona tiene buen corazón. Los sentimientos los rige el cerebro, el corazón es solo un músculo, una víscera, un receptor de una estimulación que se forma únicamente en el cerebro. Todo eso de «te quiero con todo mi corazón» es romántico, qué duda cabe, pero tiene de cierto lo mismo que tendría si dijéramos «te quiero con todos mis riñones o con todo mi páncreas o con toda mi vesícula». Desde que hay trasplantados de corazón, colateralmente se puede afirmar que sus sentimientos no han cambiado lo más mínimo, es decir, el trasplantado ama a quien amaba antes del trasplante. En la mayoría de los casos no llega a conocer ni el entorno familiar del donante.
Sa gleva
Cosas que no quisiera saber
06/03/18 0:21
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