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En la serie de dibujos animados Winnie Pooh hay un personaje que, además de botar con su cola, suelta unas perlas dignas de cualquier cátedra de metafísica, me refiero al gran Tigger. En un capítulo de la serie Tigger está discutiendo con Conejo, un personaje responsable y trabajador, que le dice al caótico y anárquico Tigger: «vete de aquí, tengo muchas cosas que hacer como para estar perdiendo el tiempo contigo», a lo que el genial Tigger contesta: «vale, me voy. Tengo mucho tiempo que perder como para estar aquí haciendo cosas contigo». Toma ya filosofía de vida con letras de oro.

La sociedad ve con buenos ojos los personajes como Conejo. Hay que currar y mucho, ser disciplinado, no quejarse para no distraerse, ser multitarea, ir corriendo de un lado para otro haciendo millones de cosas de las que se consideran útiles. Nada de ensoñaciones, nada de utopías, nada que no de dinerito contante y sonante, nada porque sí, todo por los billetes y a correr como si no hubiera un mañana.

Si usted va por la vida con tiempo libre, escóndalo por favor, o le caerán collejas por todos los lados. No está bien visto eso de que le sobren horas de un día, o días de una semana. A la cara envidiaran su suerte, pero por la espalda le pondrán de vago para arriba. Al final lo de slow life y slow food no es más que una etiqueta para ricos que sirve para vender productos delicatessen, todo, sin excepción, se mercantiliza.

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Pero cuidado de tanto correr de un lado para otro le puede petar el corazón. Los infartos, las crisis de ansiedad, las depresiones, el insomnio, las migrañas crónicas, son fruto de esa ansia agónica por luchar contra el reloj, y que el tiempo cunda más de lo que humanamente sería necesario.

Cuando pensamos en alguien estresado nivel como de pie y duermo dos horas, nos imaginamos calles de grandes ciudades como Barcelona o Londres, pero lo cierto es que en sitios pequeños, y privilegiados paisajísticamente hablando, también encontramos personas pegadas a un móvil que zumban sin aliento de un sitio para otro. O es que ustedes, queridos lectores, no han visto a más de un estresadito por las calles de Menorca. Ya ven nadie está a salvo de esta plaga mortal.

Los que piensan que la vida es demasiado corta para hacer todas las cosas que quieren, hay que decirles que se calmen, que dejen los ansiolíticos y el café, paradoja de la vida, porque su problema se ha terminado. La empresaria rusa, especializada en inteligencia artificial, Eugenia Kuyda, ha conseguido que su amigo, fallecido en accidente de coche, Roman Mazurenko , siga vivo en Internet. Ha creado un avatar de Roman aprovechando los cientos de conversaciones que tenía de él, y por esos algoritmos que se nos escapan a la mayoría de mortales, ella puede seguir chateando con su amigo virtual, que a su vez aprende de esa experiencia y es cada vez más listo. Flipa con el tema. Eugenia, como buena empresaria, ha creado una app para que todo el que quiere, bajo pago of course, se eche una charlita post morten con el bueno de Roman. A tomar por saco las ouijas, conexión vía fibra óptica con el más allá.

Así que ya ven, hay que relajarse. Los que tengan alma de Tigger deben seguir perdiendo el tiempo todo lo que puedan, seguro que de esa pérdida salen los momentos creativos más alucinantes. Y respecto a los que tienen alma de Conejo, paren un poquito por favor, su inmortalidad para seguir produciendo está cada vez más cerca. Feliz jueves a los reales, a los virtuales si eso otro día.