Como madre y periodista he tenido que hacer una reflexión profunda. Por un lado me veía obligada a hablar de ello pero por otro tenía que madurar la contestación, porque estoy metida en el ajo. Seguro que me entienden si les digo «hijos expuestos en las redes sociales», o el llamado sharenting, en inglés. Tengo una cuenta en Instagram en la que cuelgo fotos de mis hijos, siempre que proyecten cosas que aporten, o que realicen acciones bonitas, espontáneas. Me gusta colgar la ropa que les compro, emulando a las influencies. Una foto en esta aplicación es buscar la belleza, inmortalizar los momentos bonitos que compartes con tus hijos. Es un diario abierto. Es la mirilla al interior de una familia. ¿Pudor? no, porque enseño lo que quiero. Más bien, tengo respeto por mis hijos a la hora de publicar por lo que puedan pensar ellos el día de mañana. Están en la era de la imagen si o si, y escapar a un flash se ha vuelto harto difícil. Cuando se hagan mayores no creo que se cuestionen por qué les has hecho fotos, o quizás sí. Pero también pueden preguntarse por qué sus amigos tienen un álbum de fotos en abierto y ellos no. Tanto las fotos que expongo, como las que sigo de otros padres, y madres siempre es bello, nunca indecoroso, ni feo, ni al límite. Por eso el éxito de Instagram.
Supervan Family
Hijos expuestos
31/01/18 22:44
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