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Un grupo parece que ligado a la CUP pide que se señalen a los ediles que se oponen a la consulta, es decir, a los que se niegan a colaborar con el referéndum. ASSENYALEM-LOS. Dice el cartel de Arran que lleva la imagen de los ediles de Lleida contrarios al referéndum. Me recuerda demasiado al fascismo de la Alemania nazi cuando aquellos señalaban a los judíos que luego eran deportados a campos de concentración más propiamente de exterminio.

El fanatismo que han despertado y que tanto tiempo llevan alentado algunos políticos catalanes entre la población en su desatado afán por votar, aunque en puridad en el fondo no es por votar, porque si fuera así, se habría procurado que fuera un voto democrático, más bien es por conseguir un importante número del voto favorable al separatismo, que en caso de no servir ahora para lograr la independencia, es evidente que les deja la puerta abierta para seguir haciendo camino en esa dirección sin que parezca importarles ni poco ni mucho el daño causado, fragmentando a la ciudadanía catalana. Me pregunto a menudo si los que están a favor de la independencia, han sopesado bien los pros y los contra, es posible que algunos ni siquiera sepan lo que les va a dar la independencia o lo que les va a quitar, como les pasó a muchos ingleses en su última votación para alejarse de Europa, y ahora se rasgan las vestiduras cuando empiezan a vislumbrar lo que realmente significaba aquel sí que dieron tan alegremente.

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Hablando esta mañana con un catalán que está a favor de la independencia, me decía que Catalunya va a ser como Andorra pero a lo grande, yo le decía que aquí nadie da duros a cuatro pesetas, lo de los ríos con leche y miel quedó claro al final que fue una fantasía bíblica, al igual que eso de 'atar los perros con butifarras', solo puede caber en crédulos en el ansiado sí, pues piensan que vendrá acompañado de un maná a gusto del consumidor. Han estado haciendo un largo recorrido para llegar a un referéndum pasándose la ley por donde mejor les ha parecido, y luego se escandalizan porque el Gobierno tímidamente esté echando precisamente mano de la ley que ellos han despreciado.

En mi opinión no tuvieron para el referéndum ni la paciencia ni la capacidad para hacerlo legalmente. Lo han querido hacer aprovechando que el Gobierno Rajoy en el asunto catalán lleva unos años de vacaciones, pero un referéndum no son pelos de cochino que se cogen a puñados como si les fuera la vida en ello, porque el resultado al final podría ser decepcionante y difícil de exponer al mundo por su falta de legalidad. No han querido ver que ese camino estaba aún sin desbrozar; la algarabía de la calle les ha confundido, aunque es seguro que finalmente el Gobierno acabará ofreciendo mejoras importantes, empezarán por estar de acuerdo en reformar la Constitución, en mejoras de tipo fiscal, en más autogobierno, que no es todo ello más que la oferta de la zanahoria, algo que debía haber hecho el Gobierno hace muchos meses y posiblemente se habría evitado la situación actual, situación que puede empeorar, es muy fácil que así sea cuando en vez de pensar con la cabeza se piensa con las tripas del resentimiento, del que se han ocupado algunos de que impregnase lo más posible a la sociedad, y habrá que dar gracias a Dios si finalmente no aparece algún perturbado que acabe haciendo un disparate que podría empeorar extraordinariamente el conflicto.