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Se ruborizará, pero hay que dar gracias a Marta Benages, y otras muchas martas, sandras, esthers, laias, catis... Son las maestras de P1, y P2 del colegio de mi hija. lo que viene a ser la 'escoleta', su primera escuela. La etapa más importante. Donde una persona ajena a la familia les educa, y de cierta manera también les cría. Enfrente de secretaría hay una pared blanca donde se leen una letras negras de vinilo: «Para educar a un niño hace falta un tribu entera» (proverbio africano). Qué cierto es. Y Marta ha sido el eslabón perfecto para seguir educando a Amae. Siempre con profesionalidad sin caer en favoritismo. Pero además les imprime su esencia personal. Un cachito de su personalidad, mi hija, lleva consigo.

Marta les recibe y les despide con una sonrisa perenne a la entrada a clase y a la salida. Sonrisa que transmite actividad, alegría. Les ha enseñado algo tan básico como ponerles la chaqueta, un pasito a ser más independientes. Allá ella que tira el abrigo al suelo y extendía sus brazos para hacer un ocho, y ¡ya está puesta sobre los hombros!. Me dejó alucinada. Me lo hizo en casa, y la reprendí en un primer momento de cómo se le ocurre tirar el abrigo hasta que vi el ejercicio final. Me disculpé y la aplaudí. Los maestros de estos cursos hacen un trabajo formidable con unas edades tan importantes, pues no olvidemos que de 0 a 3 años es la construcción de su personalidad. Cualquier duda que como padres hemos tenido sobre nuestra hija, ciertos compartimientos o momento 'pipi-caca' se lo hemos transmitido a la maestra, y en equipo hemos ido dando solución. Sin desmerecer otros cursos de más mayores, estas maestras hay que darles el hueco que una vez se granjearon. Parece que a profesiones como la de médico, cura, o maestro ha dejado de tenerse el respeto que se le tenía antes. Hay que rescatarlo.

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Un maestro en este caso, es la persona con quien deberás entenderte para formar equipo. La educación y crianza de casa es más que fundamental. Lo que viene de casa, es casi sello. Pero venimos al mundo para convivir y estar en sociedad. Y lo que cree la maestra junto con sus alumnos en clase es inquebrantable, y más a esas edades donde 'Marta' lo es todo. Le preguntas a cualquier niño qué tal en el cole, y la primera palabra que te dice es el de la maestra 'Marta'. 'Marta esto', 'Marta lo otro...'. Cierra un ciclo hermoso mi pequeña de aprendizaje. Y empezará otro en septiembre. Será un poco más 'mujercita'. Pero en agosto cuando ella tenga vacaciones totales, su cabeza asimilará lo aprendido. El cerebro necesita descanso para que lo que ha aprendido durante este año, sirva de base para arrancar con seguridad el curso que viene. Demos valor a los maestros de 'escoleta'. Se lo merecen.

@sernariadna