Escuché atónito a un Lluís Llach afirmar que el gobierno catalán sancionará a los funcionarios que no cumplan las leyes de desconexión (Llach es diputado de Junts pel sí). Más que l'estaca, lo del diputado cantador es un estacazo al sentido común. O sea, que ustedes pueden ahora no cumplir las leyes del Estado español, al que lo quieran o no pertenecen, y eso les obliga a cumplirlas. Por el contrario si un día, en su delirante utopía llegan a tener sus propias leyes, quien las incumpla como funcionario será sancionado. Eso, entre otras cosas, es una amenaza como la copa de un pino. Una coacción desafortunada al fin y al cabo porque hace pensar a los trabajadores/as de la administración catalana lo que les espera si finalmente algún día caen en las manos de semejantes secesionistas de corte autoritario por no querer decir dictatorial. Mal, muy mal deben de estar los ánimos independentistas cuando su parlamento aplaudió hasta calentarse las manos las amenazas de Lluís Llach. Así, de este cariz, tienen ustedes el secesionismo, muy cuesta arriba, porque eso puede ser tomado como principio de una manera de hacer política que no la quiere uno ni para su peor enemigo.
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Lluís Llach enseña la patita secesionista
23/06/17 0:00
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