Hace ya unos días tuvieron lugar las elecciones para secretario general del PSOE, con el resultado que todos conocemos de que Pedro Sánchez fue elegido con un amplio margen. Con esto se cierra una etapa triste para este partido y para la democracia española en general. Los militantes hicieron justicia y condenaron los procedimientos antidemocráticos de los llamados barones del partido. Como en los casos de corrupció,n es bueno ver que finalmente quien la hace la paga.
El proceso que empezó con el motín de Ferraz el pasado octubre no solo fue una muestra de poco respecto por las normas y la democracia sino que también demostró la poca inteligencia de quienes lo llevaron a cabo. Fue una maniobra burda y en la que se pudo ver que quienes la acometieron estaban más interesados en controlar al partido que en lo que deseaban los militantes y los votantes. A todos ellos decepcionaron con aquel golpe.
Luego siguió la abstención en la elección de presidente de gobierno que permitió a Rajoy seguir gobernando. La gestora del PSOE niega siempre que apoyaran a Rajoy para ser presidente del gobierno, pero esto es cuestión de palabras. Simplemente con la abstención permitieron que Rajoy fuera presidente. Quienes votaron al PSOE se sintieron profundamente decepcionados y traicionados con ello.
Lo peor es que la gestora del PSOE, y quienes la manipulaban, permitieron a Rajoy ser presidente a cambio de nada. Si hubieran establecido un pacto en el que los diputados del PSOE se abstuvieran a cambio de la anulación de alguna de las leyes, como la ley mordaza por ejemplo, es posible que los votantes y militantes lo hubieran entendido, pero la abstención a cambio de nada no tenía ningún sentido. Fue algo muy poco inteligente.
La mala gestión de la gestora continuó prolongando la situación de transición sin definir por bastante tiempo cuando sería la elección de secretario general. Supongo que esperaban que las aguas se calmaran para poder presentar a su candidata. Cuando finalmente se anunciaron las elecciones todos los miembros de la gestora y sus aliados se agolparon para facilitar la elección de Susana. Se pusieron trabas y zancadillas a los otros candidatos.
No era un proceso imparcial.
Cuando la candidatura de Susana finalmente se anunció oficialmente, las viejas glorias del partido, más viejas que glorias, se agruparon a su alrededor y atacaron a Pedro Sánchez. De nuevo se mostró la poca inteligencia de estos dirigentes ya que los ataques ayudaron más a Pedro Sánchez que a Susana. Parece que esos líderes y la mayoría de barones del PSOE no se han dado aun cuenta que los ciudadanos y los militantes de a pie han ido perdiendo fe en la estructura clásica del partido que cada vez se ha ido moviendo más hacia la derecha.
El movimiento del 15-M fue un fenómeno que claramente puso de manifiesto que los votantes estaban desencantados con la estructura clásica de los partidos en España. La absoluta falta de democracia interna y la falta de interés de los líderes por los problemas de los ciudadanos había llegado a tal punto que los ciudadanos indignados querían romper con los partidos. Por desgracia los líderes de los nuevos partidos que nacieron de este movimiento han decepcionado bastante.
A pesar de lo clara que era esa indignación los partidos tradicionales no intentaron ni siquiera reformarse. Del PP siguen saliendo historias de corrupción constantemente y sus líderes siguen sin aceptar una renovación. En el PSOE también ha salido algo de corrupción pero los barones quieren el control total del partido.
Nadie escucha a los ciudadanos.
Con la votación del otro día al PSOE se le abre una gran oportunidad.
Habrá que ver si Pedro Sánchez sabrá aprovecharla inteligentemente y si los barones paran de hacer zancadillas. Ya sé que es mucho pedir, pero hay que tener esperanza de que algún partido y su dirección central escuche alguna vez a la ciudadania.
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