A veces lo que escribo por aquí no gusta. O no interesa. O aburre. O todo lo contrario. Te tengo que admitir, amigo lector, que el hecho me importa entre nada y nada de nada. Cada vez que me siento a sa vorera lo hago para compartir un rato de pensamientos o reflexiones en las que no necesariamente tienes que coincidir. De hecho, si las compartes o no, también me importa un pito.
Llevo ocho años frecuentando esta columna con mis tonterías y mis idioteces, manteniendo un estilo y un tono, tomándomelo como me tomo la vida en general, con mucho cachondeo y escribiendo primero para pensar después. Al principio, lo reconozco, me preocupaba si me llovía alguna colleja, pero las únicas que caían eran más por faltas de ortografía (que sigo cometiendo) que por el contenido.
Hace una semana una señora o mujer me escribió muy enfadada por cómo me había mofado de «50 sombras de Grey» en mi artículo «50 sobres de peix» y me llamó inculto, creo, y algo más a lo que, evidentemente no di mayor importancia. Me gusta, no te lo negaré, que me escriban para comentar cualquier cosa. Ya sea alrededor de la temática de mi columna o simplemente para charlar del día a día. Incluso una vez charlé con alguien que padecía depresión y me reconfortó cruzar unos cuantos mails. Pero que me escriban para insultarme solo sirve para demostrar qué clase de persona es la que me escribe y la importancia que le tengo que dar.
A lo que iba. Me da igual cómo te caiga esta columna y sus primas hermanas. No escribo para convencer y a diferencia de otras plumas, lo hago con carácter retórico. Y si tú me lees buscando alguna respuesta, te recomiendo que cambies de actitud para con la lectura y la vida en general. Pregúntate por ti mismo, escribe y opina lo que quieras pero ante todo, respeta a los que no piensen como tú.
Porque puede pasar que un día te escriba alguien enfadado contigo porque has dicho algo que no le ha gustado, te suelte un par de palabros y entonces consiga hacerte cambiar de opinión. Y que «50 sombras de Grey»en lugar de parecerte una caca te parezca una caca de la vaca.