TW

Pedí a la peluquera que me diera un mechón del cabello de mi bebé. Ya tiene diez meses y es la primera vez que le corto el pelo. Me hubiera gustado que lo hubiera hecho con las tijeras por el cuidado del primer corte. Aunque entiendo que hacerle el corte con tijeras es arriesgado siendo tan pequeño. La cuestión es que ya le han cortado el pelo. Y parece más mayor. La percepción del tiempo es ¡tan frágil! Y es que siempre hay una primera vez para todo. No me acuerdo de mi primer corte de pelo, ni creo que mi madre se acordara aunque estuviera.

Lo que si me acuerdo es de la peluquería donde nos llevaba a mi hermana y a mí. Hasta el nombre de quien la llevaba, Alegre se llamaba. Una peluquería que abarcaba mujer, hombre y niños. El espacio para los niños era muy divertido, porque en vez de asientos habían cisnes enormes como butacas. Y muchos caramelos. Me acuerdo cuando nos ponías cintas de seda o de algodón. Y cuando se negaron acortarnos el pelo, por tener piojos.

Noticias relacionadas

Mi madre hace unos veinticinco años atrás tomaba soluciones drásticas, cortar el pelo al tres, y fuera liendres. No tenía paciencia con los productos de farmacia. Ni todas las historias que había que hacer. Lavar con vinagre, tener un cepillito de púas muy juntas e ir mechón por mechón en busca del bicharraquín. Por fotos veo el corte de pelo, las dos hermanas al corte tres por lo menos. Gracias que la juventud es bonita, no estábamos mal.

Tendríamos uno 10 y 7 años más o menos. Y no recuerdo haber llorado por el corte. Mis hijos tampoco lloraron por su primer corte de pelo, igualarles las puntas para que quede aseado. Los siguientes cortes, ya es otra cosa.

Mi mayor de 2 años, si. ¡Uf! qué manera de llorar, y los artificios que tuve que hacer para distraerla del súper disgusto. Es curioso, con los años te encanta ir a la peluquería. Pero a la edad de educación infantil tienes que hacer malabares para que le corten el pelo. El miedo al desconocimiento, y el ver esos artilugios como tijeras y maquinillas que hacen 'ruidito' por arriba y detrás de las orejas, debe ser una escena de poco gusto para los más peques de la casa. Lo divertido es ir en grupo, como le pasó a una amiga que tiene dos hijos varones, allá que fueron a la peluquería ellos y el papá. Tal cual entraron, salieron los tres con un corte. Es lo mejor, papá da ejemplo. Y ¿usted? ¿se acuerda de su primer corte de pelo? Se lo rapaban, le hacían el corte tazón. O se lo peinaban pelo pincho.