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Cuando una broma se te va de las manos lo conveniente es cortar de raíz, aunque duela y aunque las consecuencias sean poco menos que funestas. Nadie se ha visto con el valor de cortar el episodio Trump y ahí lo tenemos, con sus reales posaderas en la Casa Blanca. Lo cortés no quita lo valiente y si el muchacho ha llegado hasta allí será porque muchos –más de los que nos pensamos- le han reído las gracias y le han aplaudido las payasadas a golpe de urna. O porque desde aquí no tenemos ni puñetera idea de cómo están allí.

Nadie ha sabido frenar esta especie de chiste de mal gusto que ha acabado con tamaño personaje al frente de la gran potencia mundial. Que alguien gane la carrera presidencial de un país no le convierte en buen presidente de la misma forma que el hecho de que un tonto abra un libro no le convierte en ingeniero.

Ingenuo de mí, pensé que el paripé extremista que lo ha llevado hasta Washington cesaría con su victoria electoral. Que se quitaría la especie de máscara vil y a ratos cavernícola para moderarse locuaz y sensatamente. Ya nos ha demostrado que no, que le dará al pueblo –al suyo, al que lo ha votado- lo que ha pedido. Aunque empiece por cargarse un joven sistema sanitario necesario en una sociedad en la que una operación o un tratamiento médico vital igualmente te puede hipotecar de por vida.

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La incógnita de qué pasará con Trump y con Estados Unidos planea sobre todo cuanto recibe el brillo del sol. Si, incluso la carrera en la conquista del espacio y sus habitantes que, estoy convencidos, nos espían escondidos entre Marte y Júpiter, a expensas de saber hacia dónde va nuestro destino como especie.

Ahora más que nunca pienso en las películas y en las series de extraterrestres cuando exigen que se les lleve ante los jefes del estado. Me preocupa lo fácil y mal que se lleva el nuevo presidente de los Estados Unidos con sus vecinos del norte como ponerse a negociar la paz mundial. Porque seamos sinceros, amigo lector, seguro que los marcianos, como nos pasa a nosotros, no le vemos la gracia a todo esto por ningún lado.

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