Hace unos días entré en una zumería con cierto encanto en Mahón, y las personas que la gestionan madre e hija trasmitían hogar. A la hora de cobrar lo consumido, la madre hizo un gesto a su hija para que fuera ella la que nos cobrara. Al decirnos la cuenta se equivocó, y la madre la rectificó. Y nos comentó que quería que aprendiera su hija a cobrar. Me pareció encantador.
Una madre enseñando a su hija adolescente a desenvolverse con los números de su empresa. Y volvemos a la esencia, no es madre quien pare sino quien educa y cría. La experiencia tiene un grado, y veías a la madre orgullosa de que su hija diera sus primeros pasos en un mundo empresarial que tiene que ir dominando. Todos empezamos alguna vez, y todos nos hemos equivocado. La mejor manera de aprender. Caerte y volverte a levantar. Y en eso estamos en casa. No con euros pero si con autoestima. Enfrente de un espejo a cualquier hora, normalmente a la hora de los cambios de ropa, o de pañal cojo a mis retoños y mirándonos en el espejo les digo en voz alta lo que son, sus cualidades, y lo que les gusta. Ellos no entienden por ahora, pero todo queda en las neuronas. María Montessori decía que aunque los niños por su edad no lleguen a comprender, todo queda en el subconsciente. Esta iniciativa la vi por facebook, una padre negro a su hija. Y le copié. Una acción tan sencilla y que le puede aportar a tu hija, hijo, tantos beneficios como la seguridad en sí mismo, y la de saber que sus padres están ahí con ellos. A parte de sus cualidades lo que también les recuerdo es que su cuerpo es suyo y de nadie más, ni siquiera de sus padres. Este paso lo veo importante, darles cultura de la sexualidad de una manera natural. Haciendo las bases para la adolescencia. Para que cuando les hables en ese momento de pura «hormona al borde de un ataque de nervios» no les venga extraño, ni les de vergüenza. El mejor regalo y la mejor herencia. Conocimiento de su persona, de su cuerpo. Y la confianza abierta de que con sus padres puede hablar de cualquier tema. Y hablando de regalos, los niños no se portan ni bien ni mal. Los niños tienen una evolución como el adulto. Lo digo porque tanto la retransmisión de la cabalgata por TVE como los mensajes que dan los ediles desde la casa del pueblo, y la de ciertos familiares (abuelos, tios,...), están mancillados. Imagínese que su marido o mujer le regala carbón. Cómo se quedaría usted. Ya es muy cansino escuchar estas frases hechas que no construyen la personalidad del niño. NI le dejan ser libre.