10/01/17 0:00
Los Reyes Magos me parecen la última oportunidad que nos queda a los mayores para no cortar con el cordón umbilical que nos une a lo que nos pueda quedar de nuestros días infantiles. Por el sumidero de la vida vivida se nos fue, sin querer que se nos fuera, la bendita inocencia que tan poco tiempo duró. Me gustan los Reyes Magos, sobre todo los de este año cuando ya barruntaba que su paje Arantxa me haría llegar una botella de Lepanto o de Cardenal Mendoza; y el otro paje, María Demetria, un libro de cocina que vehemente solicité por escrito. Y por aquello de burro grande ande o no ande, ahora mismo les digo que el libro es un libraco que de caérseme en un pie me lo malbarata.