Departamento de Energía en Washington DC

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El proceso de transición de Donald Trump es cada vez más alarmante. Los nombramientos para puestos de Gobierno se reparten entre millonarios, racistas y militantes anticiencia. El futuro se presenta bastante oscuro. En las últimas semanas nos enfrentamos con nuevos hechos que hacen aumentar el pesimismo de un gobierno con Trump.

La cosa empezó con el envío por parte del equipo de transición de Trump de una petición al Departamento de Energía (DoE) con 74 preguntas. Algunas de estas preguntas causaron sorpresa y ansiedad en muchos miembros de la comunidad científica.

Departamento de Energía en Washington DC
Departamento de Energía en Washington DC

En este documento se pedía una lista de «todos los empleados de DoE y contratados» que asistían a las conferencias anuales que organiza las Naciones Unidas sobre cambio climático. También se pedía la lista de todos los participantes a las reuniones del grupo de trabajo sobre el coste social del carbón, que da un guía sobre los beneficios de reducir el cambio climático.

El documento aún iba más allá. Se pedía información detallada sobre todos los científicos que trabajan en laboratorios nacionales, con detalles tales como a que sociedades profesionales pertenecían, todas sus publicaciones y páginas web a las que contribuían, y todos los cargos pagados o no pagados que tuvieran. Es algo realmente inaudito que se pidiera toda esa información.

Naturalmente la pregunta que todos nos hacíamos es: ¿para qué quieren esa información? El documento no aclaraba este punto, pero la sospecha general era que podría ser el principio de una caza de brujas dirigida a quienes investigan sobre el cambio climático. Rememora el espectro del macarthismo en los años 50, cuando artistas y científicos fueron perseguidos bajo la sospecha de comunistas.

Una petición genérica como esta no la ha habido en el pasado, pero represalias por investigar lo que a los políticos no les gusta eso sí las ha habido. Yo mismo las he sufrido.

En 2003 y con otros dos colegas publicamos un articulo en la revista «Chaos» sobre los apagones en la red eléctrica de Estados Unidos. La conclusión era que grandes apagones eran inevitables. En situación normal el artículo pasaría más o menos desapercibido y solo los que trabajan en el tema podrían leerlo. Pero en menos de dos meses hubo un gran apagón en el noreste de Estados Unidos en el que unos 50 millones de consumidores estuvieron afectados. El resultado para nosotros fue que salimos en todos los periódicos.

Era la época de George Bush y el político encargado de supervisar la sección de investigación en DoE, un tejano de cuyo nombre no quiero acordarme, salió diciendo que un apagón como ese nunca más sucedería y a continuación llamó al director del Laboratorio de Oak Ridge para decirle que no me dejara hacer investigación sobre estos temas ya que yo «causaba pánico en la población».

El director me comunicó lo que le había dicho el tejano pero me dijo que siguiera adelante y que no me preocupara. Al cabo de un par de meses los fondos de investigación que tenía de DoE me los cortaron, ¿casualidad? No sé. Para mí no fue un problema ya que en Estados Unidos hay múltiples fuentes de financiación de proyectos, pero aprendí algo sobre los políticos.

Esto fue un incidente aislado, sin importancia, pero lo que la lista de preguntas indica es que en el caso presente puede ser un proceso sistemático. Científicos del clima rápidamente empezaron a trasladar los datos acumulados a Canadá para protegerlos.

Al cabo de unos días de presentar el cuestionario a DoE, Trump nombró a Rick Perry como cabeza de DoE en su gobierno. Este señor, otro tejano, había competido con Trump para la candidatura a presidente y uno de sus planes era eliminar DoE. Ese nombramiento reforzaba aún más los temores de los científicos.

Finalmente DoE se ha negado a dar la información que se pedía y el gabinete de transición de Trump ha dicho que ellos no habían autorizado estas preguntas. Por tanto hay tregua de momento, pero en unos meses el equipo de Trump tendrá el control. ¿Qué puede pasar a partir de entonces?