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Aunque acabaras por no entrar en ninguna sala, habría valido la pena. De hecho, esos multicines son, sin duda, ecos de esos otros en los que el cine te dio lo que la vida, puede, te sisó, en ocasiones. Después de todo, nunca fuiste James Bond…

Aunque acabaras por no entrar en ninguna sala, te pasearías por los pasillos de Ocimax que, gracias a José Luis Portella, tienen mucho de museo… En la posguerra, los niños solo teníais eso: el cine…Las sesiones contínuas… Programas dobles. El primer film en blanco y negro; el segundo en color y, en ocasiones, en un Cinemascope que se recortaba por necesidad. La pantalla no daba para tanto…

Te duele el poco amor que se tiene hoy por el cine…

Te duele una Sala Augusta que se va deshaciendo por el desamor de muchos insensibles…

Te duele un Cine Consey arrasado…

Te duele un Salón Victoria en estéril y permanente alquiler…

Te duele un Salón Alcázar cerrado…

Porque te duele el que te hayan arrebatado parte de tu vida, los blancos que se convertían en eso, que, pirata o no, quisiste ser… No era fácil… Vivir, en la pobreza casi generalizada de una posguerra ya un tanto tardía… No era/no es, puntualmente, fácil vivir… Pero lo era cuando en el silencio de una sala experimentabas lo imposible…

El artículo se muda ahora en coral…

- ¿Quién no se olvidó de sus problemas viendo una película?

- ¿Quién, con ella, no lloró, alguna vez?

- ¿Quién, cuando acabó la proyección, no se sintió irremediablemente perdido?

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Has ido al cine…

Viste, hace unos días, «Aliados», una obra que –piensas- es magistral… Y «Villaviciosa de al lado» –irregular, pero entrañable y una auténtica lección de tolerancia-. Lo que viviste nadie te lo podrá arrebatar…

A la salida te reencuentras con tu infancia, en cada uno de esos viejos carteles mudados en auténticas obras de arte…

Con tu adolescencia…

Con tu vida, a la postre…

Psicosis fue la primera película de 3R y para mayores con reparos que pudiste contemplar esquivando el por entonces severo control policial… La que te hizo sentir como adulto…

El apartamento fue con la que, por primera vez, acariciaste a una mujer…

En esos carteles…

En esos cines…

Se os fueron, afortunadamente, los días…

Por eso te repugna una sociedad en la que las salas, desasistidas, se mueren por inanición… Por eso te repugnan las ciudades en las que los cines, cerrados, hurtan a sus ciudadanos la capacidad de soñar… Por eso te repugnan unas vallas que, inútilmente, ocultan una Sala Augusta que nadie ha sido capaz de rehabilitar… Porque en esa sala –y en otras- muchos vivimos muchas vidas… Pues eso…