Hay algunas cosas básicas en las que todos estamos de acuerdo. Son cuestiones de fondo. Una de ellas es que la violencia contra las mujeres es algo execrable, que habría que erradicar, un objetivo que solo puede conseguirse en un mundo ideal, que desde luego no es este. A ese rechazo le damos forma, lo expresamos, nos manifestamos, escribimos artículos de denuncia, editoriales, cartas al director.
Y también, lo más importante, los colectivos, las administraciones y la sociedad civil ponen los medios para intentar reducir esa violencia y ayudar a las víctimas. Sin embargo, creo que pecamos de poner más el acento en las formas que en el fondo. Hay un exceso de exhibicionismo, en general, en la manifestación de las adhesiones a las causas justas. Entonces se corre el riesgo de transitar de la ética a la estética, de lo que esta sociedad está sobrada.
No estoy de acuerdo en que se abran los informativos de televisión contando el último caso de una mujer asesinada. No creo que sirva para concienciar aún más a la sociedad sobre este grave problema. Ya somos conscientes de ello, lo que no evitará que un hombre, por causa de las drogas, la depresión, el carácter violento, la degradación de su forma de vida, abuse de su mayor fuerza física para agredir a una mujer. A veces, me da la impresión de que es políticamente incorrecto analizar las causas de lo que nos pasa, lo que siempre obliga a poner en marcha mejores medidas, y que se prefiere mostrar la solidaridad con las víctimas.
La solidaridad debería ser más discreta. Anónima. Personal. Puntualmente colectiva, pero especialmente colectiva cuando se trata de una protesta por un objetivo concreto, medible, una situación que la misma protesta ayuda a cambiar. Lo que no es el caso de la violencia contra las mujeres.
Mucha gente, especialmente profesionales de lo suyo, trabajan muy bien para avanzar en una sociedad mejor. Y todo pasa por la educación y por colaborar en construir una sociedad que en lugar de crear monstruos se llene de personas que renuncien siempre a la violencia. Humanas.