Desde hace algún tiempo tengo por ahí apuntada esta frase: «El diluvio cae sobre Yola». La tomé de Tele 5, al parecer cuando anunciaban el programa «Supervivientes». Había una foto de una chica con aspecto madurito, ja granadeta, como dicen por aquí, aguantando un chaparrón con poquísima ropa. Deduje que ese era el diluvio. Me fijé, claro está, en la abundante pechuga de la moza, y añadí a la nota: amb dues bolles del món, es decir, con dos bolas del mundo. No sabía por entonces, ni lo sé demasiado ahora, quién es Yola. Tampoco he visto ningún programa de «Supervivientes», solo alguna imagen de paso, en lo que se llama hacer zapping. De modo que no voy a comentar más que lo que se ve. Me he enterado de que se trata de Yola Berrocal, un personaje del periodismo del corazón que por lo visto se aumentó el pecho y el grosor de los labios. Si aguantó el diluvio debe de tener una fuerte constitución física, porque sé de algún vagabundo que soportó una noche de lluvia dormido sobre un banco y agarró una neumonía de aúpa. Estoy seguro que si Noé lo hubiera sabido, la habría metido en el arca, porque ya se sabe que nada hay tan cristiano como el perdón y que hay más alegría en el cielo por un pecador que se convierte que por noventa y nueve que no necesitan conversión. De donde se infiere que en el cielo también hay alegrías y tristezas y que no todo el monte es orégano.
Les coses senzilles
El diluvio cae sobre Yola
19/09/16 0:00
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